Monday, February 25, 2008

Un momento para la oración, al iniciar el día

Lucas 4, 24-30
En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio." Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.


¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

En esta lectura encontramos la preocupación por el extranjero - por nacionalidad y también por cultura.
El extranjero era un marginado para los fariseos, y la viuda era uno de los grupos abandonados. La misión de Jesús era para todos, especialmente para las ovejas perdidas y para los "paganos".
Acoger a un marginado podía resultar en ser expulsado de su propio grupo.
Oremos por aquellos en esas situaciones, en nuestro pueblo y alrededor del mundo.
De espacio Sagrado

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