Friday, September 19, 2008

Meditando con los santos y beatos del día : B. DOLORES AGUIAR-MELLA DÍAZ



Hoy, 19 de septiembre, la Iglesia se viste de colores latinoamericanos para conmemorar el nacimiento para el cielo de las BEATAS DOLORES Y CONSUELO AGUIAR-MELLA DÍAZ, quienes cayeron asesinadas por su convicción religiosa en un día como hoy de 1936, En Madrid, España. Nacidas en Uruguay, en 1897 Dolores y 1898 Consuelo, fueron laicas, y colaboradoras de las Hermanas escolapias. En el año 2001 Juan Pablo II les dio el honor de los altares, beatificándolas junto con 233 mártires de la guerra civil española. Son las primeras beatas uruguayas. Unidos, pues, a esta Iglesia, brindemos nuestro cálido aplauso a las Beatas Dolores y Consuelo Aguiar-Mella Díaz.


Meditación

QUERIDAS DOLORES Y CONSUELO: Celebrar su fiesta es acercarnos a los trágicos eventos de la Guerra Civil en la España de los años treinta. Siendo aún muy niñas se trasladaron con toda su familia a Madrid, en donde ingresan al Colegio de las Hermanas Escolapias de Carabanchel. Aquí consolidaron su vocación religiosa y reafirmaron sus principios de ayuda a los desamparados. Pero las circunstancias políticas en España fueron cambiando y los religiosos empezaron a sufrir fuertes persecuciones y acoso. Las monjas escolapias, de las que ustedes llegan a ser fieles colaboradoras, no escapan a este asedio, y es así como ustedes también empiezan a ser perseguidas. Vuestro hermano Teófilo, Vicecónsul Honorario del Uruguay, les advierte de los peligros que corrían de seguir ayudando y trabajando con las monjas escolapias, pero Ustedes ya no podían volver la vista atrás del compromiso adquirido y continuaron ayudando y trabajando con las religiosas, identificadas con sus documentos diplomáticos y brazaletes uruguayos. Tú, Dolores, pasas a vivir en una casa con las religiosas escolapias, hasta que un día en que llevabas alimentos a los pobres de una zona de la capital, fuiste detenida por la milicia. Teófilo y Consuelo, que empezaron a buscarte, fueron informados de tu detención y recibieron una nota, aparentemente firmada por tí, en la que decías que tu libertad dependía de la presencia ante la milicia de la Hermana Superiora de las Escolapias. Inmediatamente ella junto con Consuelo, fueron en tu búsqueda y se dirigieron a las milicias, pero nunca te encontraron ya que sólo hallaron las balas asesinas que en medio de una calle de Madrid silenciaron sus vidas. Al día siguiente de este salvaje asesinato tu cuerpo, Dolores, junto con los de Consuelo y la Superiora de las Escolapias fueron encontrados sin vida en el depósito municipal. Pero ustedes ya no estaban allí. Habían pasado a vivir a la casa de Dios por toda la eternidad.
Radio Vaticano

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