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Wednesday, June 16, 2010
Mundial: futbolistas cristianos manifiestan públicamente su fe
Su talento les ha llevado a lo más alto de la competición: disputar un mundial. Viven el sueño que muchos quisieran cumplir y lo agradecen a Dios. Los brasileños Kaká y Lucio, el centrocampista paraguayo Jonathan Santana, o Vincent Enyeama, el portero nigeriano que amargó el debut de Messi, hablan de su fe sin tapujos. Aunque la FIFA no les deje manifestarlo en el terreno de juego, su testimonio sale a la luz.
En el caso de Jonathan Santana, su historia va más allá del triunfo deportivo. «Dios me salvó, hizo un milagro», asegura el centrocampista que en 2002 estuvo en estado crítico tras ser tiroteado en Argentina. Ocho años después, forma parte del plantel paraguayo que participa en la copa del mundo en Sudáfrica.
A su compañero Cabañas le pasó algo parecido hace poco. Y como el delantero, Santana pudo seguir vivo para contarlo, volver a jugar al fútbol y debutar ante Italia en un Mundial. Y todo gracias a una intervención divina, a la ayuda de Dios. «Él me salvó», asegura, haciendo gala de una fe que impregna todas las facetas de su vida.
ESQUIVÓ LA MUERTE... Y DA GRACIAS A DIOS
Nacido en Buenos Aires hace 28 años, Santana comenzó su relación con el balón a los ocho años en el club General Paz del barrio porteño de Mataderos. Se formó en las categorías inferiores del San Telmo, pasó al Almagro y en 2001, a los 19 años, debutó en la Primera División argentina.
La vida le sonreía, aunque todo estuvo a punto de truncarse el 3 de febrero de 2002. Aquella jornada, Santana se dirigía a Ezeiza, a un entrenamiento de su equipo, por la autopista 25 de mayo en un Renault Megane que conducía su padrastro cuando, a la altura de Villa Solati, un Twingo se colocó a su par y dos desconocidos le dispararon tres balazos del calibre 22. El futbolista recibió el impacto de dos proyectiles, uno en el hombro y otro en el cuello, por lo que tuvo que ingresar en el hospital en estado crítico. Allí fue sometido a una traqueotomía de urgencia y a una intervención quirúrgica que acabaron salvándole la vida.
Su evolución fue satisfactoria y, de forma increíble, seis meses después Santana volvió a vestirse de corto con el San Lorenzo de Almagro. Posteriormente pasó a River Plate y actualmente milita en el Wolfsburgo, una carrera notable que, después de obtener la nacionalidad paraguaya en 2007, le ha permitido alcanzar la condición de mundialista.
El centrocampista recuerda todavía aquel episodio trágico que a punto estuvo de terminar con su vida y no duda en reconocer, debido a su profunda religiosidad, que la intervención divina fue fundamental en su salvación. «Yo ya había aceptado a Cristo en mi corazón mucho antes de aquel episodio, aunque admito que me sirvió para afianzarme en mis creencias y poder superar ese mal momento. Soy muy creyente. Entiendo perfectamente que para aquél que no conoce a Dios esta frase resulte chocante, pero yo viví muchas cosas en las que él me ha mostrado que tiene fidelidad. Yo soy cristiano, pero lo mío es una forma de vida y sé que Dios tuvo mucho que ver en que yo me salvara aquel día. Después de aquel capítulo de mi vida conocí mucho más a Dios. Me di cuenta de que no consiste sólo en leer la Biblia, sino en tomarle como un amigo», relata.
Su fe es conocida en Sudamérica desde hace muchos años. Durante su periplo en River Plate, Santana lideró junto a Radamel Falcao, actual delantero del Oporto, un grupo que algunos bautizaron como La banda de Dios y en el que varios futbolistas se reunían en una iglesia para orar, leer la Biblia y relatar sus experiencias personales. El paraguayo reconoce que cada vez que sale a jugar pide a Dios que le proteja, pero admite que «tengo claro que él no siente predilección por ninguna camiseta de fútbol, por lo que la oración la aplico más en mi vida personal».
Nueve años después de ver de cerca la muerte, Santana sigue teniendo claro que fue la intervención divina la que hoy le permitirá debutar en un Mundial (ayer, ante Italia). «Es por su amor por lo que yo vivo y quiero vivir. Y ese amor es para todo el mundo, no hay excepción. Por eso hay que tomar una decisión en la vida y veces humillarse ante Dios. Él siempre nos va a estar esperando con los brazos abiertos».
ENYEAMA, LA «MANO DE DIOS» ANTE MESSI
El portero nigeriano Vincent Enyeama no pudo disfrutar plenamente en su primer partido del Mundial. A pesar de ser designado el mejor jugador durante los 90 minutos, su equipo perdió ante la poderosa selección argentina. Sin embargo, si alguien evitó una goleada fue Enyeama, que evitó en varias ocasiones el gol de Messi, Higuaín o Tévez.
«Mi secreto es Dios», afirmó el portero. «Creo mucho en Dios y él marcó la diferencia. Dios es mi secreto. Me tranquiliza», insistió. Enyeama tapó cuatro tiros con destino de red nada menos que a Messi y dos a Higuaín. Despejó balones que buscaban rincones lejanos y también ganó un par de mano a mano.
El portero, quien milita en el Hapoel israelí desde el 2007 y juega en la selección desde el 2002, dijo que le atrapó tantos balones a Messi porque vio «varios partidos de la liga española, pero sobre todo por la gracia de Dios».
FRANCO, SELECCIÓN DE MÉXICO
Como una bendición de Dios, así calificó el delantero de la Selección Mexicana, Guillermo Franco, el hecho de poder jugar la inauguración del Mundial de Sudáfrica 2010.
«Es una bendición de Dios, no todo el mundo tiene la posibilidad de inaugurar un Mundial, somos concientes de los millones que presenciaron el juego. Más allá de los grandes nombres y de las personalidades, para nosotros es una bendición de Dios el hecho de ser los escogidos para poder inaugurar una Copa del Mundo», mencionó el atacante.
Esta es la segunda Copa Mundial de la FIFA para el delantero del West Ham United tras su participación con el Tricolor en Alemania 2006. Franco es reconocido como un cristiano comprometido. Durante la celebración del campeonato de la selección mexicana en la Copa de oro 2009 al Guille Franco, mostraba con convicción una camiseta con la frase «I Love Jesus», «Yo amo a Jesús».
«THE PRIZE» EN TODO EL MUNDO
El documental «The prize» es una historia de 30 minutos sobre seis futbolistas que esperan disputar la copa del mundo con el deseo de ganarla. Las historias de Lucio o Kaká se encuentran entre ellas. El documental narra cómo estos jugadores descubrieron que el verdadero premio no se encuentra en un balón o en un juego, sino en una nueva vida que sólo puede ser obtenida en relación con Jesucristo.
El documental ya se está emitiendo en varios países, además de ser repartido en clubs, colegios y otras entidades deportivas. Los DVDs del documental han sido traducidos a 49 idiomas.
Fuente: Asociated Press, Mundo Cristiano. Edición: ProtestanteDigital.com.
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