Sunday, October 17, 2010

Bergoglio pidió un "nuevo liderazgo" en Argentina, con privilegio para el diálogo y el consenso


El cardenal señaló que la prioridad del país es erradicar la pobreza.
Propuso una "cultura del encuentro" para que en el país se logre la justicia social.
(Patricio Downes) El hombre de la Iglesia Católica en la Argentina que más irrita al matrimonio presidencial del país, de la mandataria Cristina Fernández y su esposo y ex presidente Néstor Kirchner, dijo que es hora “de nuevos estilos de liderazgo centrados en el servicio al prójimo y al bien común” y de no conformarse con una “democracia de baja intensidad”. El cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, les habló así a los integrantes de una nueva generación de políticos que lo escuchaban en la XIII Jornada de Pastoral Social organizada por la arquidiócesis.
Bergoglio sostuvo que un “liderazgo centrado en el servicio es la respuesta a la incertidumbre de un país dañado por los privilegios, por los que utilizan el poder en su provecho, por quienes exigen sacrificios incalculables mientras evaden responsabilidad social y lavan las riquezas”.
El cardenal primado argentino abogó por “una política de derechos humanos que ayude a la construcción de una identidad basada en la memoria, la verdad y la justicia". Y al mencionar que “la Argentina de 2010 tiene demasiados pobres y excluidos –los cuente quien los contare-“ señaló que “los derechos humanos también supone la lucha por cambiar esas estructuras injustas para que todos los argentinos tengan una vida digna en la que se puedan desarrollar plenamente como personas”.
Lo escuchaban dirigentes como el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman, la peronista antikirchnerista Graciela Caamaño, el ex embajador ante el Vaticano y diputado Santiago de Estrada, y los diputados Adrián Pérez y Mario Cafiero, entre otros.
“No podemos reconciliarnos con la idea de una política de baja intensidad, de niveles de pobreza como los que aún tenemos, de la falta de definición de un proyecto estratégico de desarrollo y de inserción internacional”, señaló.
El cardenal fustigó a quienes tienen una visión “decadentista”, pero también dijo estar en desacuerdo con “visiones triunfalistas acríticas que no perciben las problemáticas que todavía tenemos que resolver”. Todo su mensaje se centró en un llamado a las formas de diálogo y consenso, recordando que a los argentinos “nos encanta la fragmentación”.
Habló de un “déficit de la política” en la búsqueda de puntos de unión, un mensaje que repitió en sus mensajes, tanto que el matrimonio Kirchner suspendió -por primera en la historia argentina- el Tedeum del aniversario de la Revolución de Mayo que se realizaba en la Catedral de Buenos Aires.
Y entre las prioridades mencionó la erradicación de la pobreza, señalando que “la Argentina de 2010 tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare, que supimos generar durante las últimas décadas. Los que hay detrás de los números son personas, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños”.
Bergoglio citó el mensaje de los obispos en Puebla, México, en los 70: “Esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria”.
Otro aspecto que abordó el cardenal fue el de las “acciones paternalistas y asistenciales”, tanto estatal como privada, necesarias para auxiliar a los argentinos que se encuentran “en situación de pobreza y exclusión”. Mencionó el rol tutelar del Estado y la necesidad de fijar políticas de Estado “en temas que deben sustraerse al coyunturalismo y la puja política como son la educación, la salud, el trabajo y la seguridad, que nos devuelvan homogeneidad como sociedad y reconstituyan el tejido y el vínculo social de los argentinos”.
Señaló que las prioridades para el futuro son la erradicación de la pobreza, porque hay aquí "demasiados pobres y excluidos". Mencionó el tema como una "deuda social" y que "no podemos admitir que se consolide una sociedad dual, bregando por los derechos humanos de la igualdad". "Esta deuda social exige la realización de la justicia social y mi invitación es a establecer una cultura del encuentro, que engendre un proyecto integral que para ser auténtico debe dar posibilidad a todos. En ello juega un rol central la redistribución de la riqueza", dijo.
RD

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