Efesios 5:21, 29-33
Someteos unos a otros en atención al Mesías. Nadie ha odiado nunca su cuerpo; antes lo alimenta y cuida, como el Mesías a la Iglesia, ya que somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." Este símbolo es magnífico, y yo lo aplico al Mesías y la Iglesia. Así vosotros: ame cada uno a su mujer como a sí mismo, y la mujer respete a su marido.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Pueden haber otros momentos en que yo pueda analizar las enseñanzas de Pablo sobre el matrimonio. Ahora medito sobre cómo la Palabra de Dios me habla en mi oración. Ruego por todos los que viven en comunidades comprometidas, para que ellas puedan dar testimonio de Cristo al vivir en reverencia mutua, amor y respeto.
Se me recuerda que Cristo se preocupa por su Iglesia; tomo un tiempo para abrirme a recibir la bendición de Dios, consciente que soy un miembro del cuerpo de Jesús.
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