El obispo Amadeo Rodríguez reflexiona sobre el papel que, para los obreros atrapados, ha representado Dios
(Vida Nueva) El obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez, ha afirmado que “en la relación fe y razón, Hawking elimina la primera, para tener así el campo libre para sus conclusiones científicas. De pronto, a ese debate le han dado una respuesta treinta y tres mineros, atrapados a setecientos metros en el interior de una mina chilena”.
De esta manera, el prelado enfrenta la postura del científico británico ante Dios con la de los obreros rescatados en la mina San José, en Chile, el pasado 13 de octubre.
Por un lado, en la columna que Vida Nueva publicará en su próximo número, monseñor Rodríguez destaca que Stephen Kawking “para negar la intervención de Dios en la creación, lo sitúa exclusivamente en el campo de la física y lo convierte en una fuerza más del universo”.
Sin embargo, para el obispo, los mineros chilenos “y toda una nación han sabido unir ciencia y fe, eficacia humana y providencia divina. Entre todos han mostrado al mundo que no son incompatibles las capacidades del hombre con la acción de Dios”.
Asimismo, subraya cómo “hasta el final mismo de la larga espera ha reflejado la unidad de la ciencia con la fe: por un lado, algarabía en las calles para mostrar la alegría de un pueblo orgulloso de sus capacidades, y, por otro, repique de campanas para dar gloria a Dios”.
De esta manera, el prelado enfrenta la postura del científico británico ante Dios con la de los obreros rescatados en la mina San José, en Chile, el pasado 13 de octubre.
Por un lado, en la columna que Vida Nueva publicará en su próximo número, monseñor Rodríguez destaca que Stephen Kawking “para negar la intervención de Dios en la creación, lo sitúa exclusivamente en el campo de la física y lo convierte en una fuerza más del universo”.
Sin embargo, para el obispo, los mineros chilenos “y toda una nación han sabido unir ciencia y fe, eficacia humana y providencia divina. Entre todos han mostrado al mundo que no son incompatibles las capacidades del hombre con la acción de Dios”.
Asimismo, subraya cómo “hasta el final mismo de la larga espera ha reflejado la unidad de la ciencia con la fe: por un lado, algarabía en las calles para mostrar la alegría de un pueblo orgulloso de sus capacidades, y, por otro, repique de campanas para dar gloria a Dios”.
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