Sunday, May 08, 2011

Comentario a la Primera y Segunda lectura por José Enrique Galarreta



LECTURAS DOMINGO 3º DE PASCUA


HECHOS DE APÓSTOLES 2, 14 y 22-23


El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los Once, levantó la voz y dirigió la palabra:



- Escuchadme israelitas, os hablo de Jesús nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte...



Pues bien, Dios resucitó a ese Jesús y todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo.



La sorpresa del pueblo de Jerusalén por el comportamiento de los discípulos (el día de Pentecostés y más tarde) requiere la explicación de Pedro. Y Pedro explica: estáis viendo los efectos de la resurrección.


Así, el testimonio de la Resurrección alcanza dos dimensiones complementarias. En primer lugar, los discípulos se presentan como "testigos de Jesús resucitado". "Le hemos visto, hemos comido con El".


Pero, en segundo lugar, y con más importancia, la vida nueva, diferente, de esos testigos, es la que muestra la presencia de la fuerza del Espíritu de Jesús, la Resurrección de todo el Cuerpo de Cristo, del Cristo total, que se está produciendo.



Las palabras de Pedro nos ofrecen un resumen perfecto de Cristología, de un tipo de Cristología que tenemos un poco olvidado. Lo condensamos en pocas frases:



§ Jesús de Nazaret, el hombre al que Dios acreditó en medio de vosotros realizando por su medio los milagros...



§ Jesús de Nazaret, el hombre al que Dios resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte.



§ Exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu santo que estaba prometido, y lo ha derramado.



Esto es lo que estáis viendo


En resumen, la primera fe de la comunidad: Jesús, el hombre lleno del Espíritu, que obra en Él maravillas, que se muestra más fuerte que la muerte y que el pecado, que por medio de Él se derrama en la comunidad.



Por tanto, nuestra fe en Jesús se concreta así: "el hombre por el cual el Espíritu de Dios invadió el mundo". Por eso decía Jesús al empezar a predicar: "El Reino de Dios ya está aquí, entre vosotros". El Reino, la presencia del Espíritu de Dios, del Viento Salvador, ya está aquí, en Jesús.



La comunidad hace visible el espíritu de Jesús. Lo hace visible porque, como leíamos el domingo pasado "vivían unidos y lo tenían todo en común... ". Es la eclesiología de Pedro, y de los Hechos: la Iglesia es la comunidad de personas en las que sopla el Espíritu de Jesús. Y se siente, el viento se siente, en su manera de vivir. Y admira, y arrastra.



Preciosa Cristología, preciosa Eclesiología, sencilla de entender, más simbólica que conceptual. De primera mano, sin intermediarios de culturas lejanas a La Palabra.



PEDRO 1, 17-21


Si llamáis Padre al que juzga a cada uno según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.


Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.



Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.



Sólo con leer estas expresiones podemos estar seguros de que Simón Bar Iona, el pescador de Genesaret no puede ser su autor, a menos que haya hecho cursos apresurados de Teología. Por otra parte, comprobamos la temible presencia de un concepto de redención por la sangre, muy del Antiguo Testamento pero discordante con Abbá. Pero es tema que hemos tratado ya muchas veces.



Merece la pena sin embargo subrayar esa expresión, tan revolucionaria y tan definidora del ser cristiano: Por Cristo creéis en Dios.


José Enrique Galarreta, S.J.
Fe Adulta

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