Libro explica el secreto del éxito de los Primeros Cristianos

28 de mayo, 2011. (Romereports.com) Tras la Resurrección de Jesús, el grupo de discípulos era muy reducido, unas pocas decenas de personas en torno a San Pedro y los demás apóstoles. Sin embargo, tres siglos y medio después, el Cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. Según los historiadores, un factor clave para explicar esta expansión tan rápida fue la coherencia de los primeros cristianos.

Gabriel Larrauri
Autor, “Orar con los Primeros Cristianos”
"Consiguieron contagiar a más personas, a tantísimas personas con sus deseos de vivir felices. También, viviendo cosas que en esos momentos en la sociedad de entonces no se estilaban, como era la preocupación por los demás, el amor al prójimo, el saber perdonar..."


"También las costumbres morales estaban bastante deterioradas, sin embargo estos cristianos estaban dispuestos a vivir con coherencia su fe y el ver a estas personas alegres, el ver que vivían las cosas como debían ser, ayudaron a muchos otros a vivir también así”.

Gabriel Larrauri es es uno de los principales conocedores de la vida normal de los primeros cristianos. Trabaja en la web primeroscristianos.com, una de las más documentadas en la materia.

Ahora acaba de publicar el libro “Orar con los primeros cristianos”, una utilísima recopilación de textos de los inicios del Cristianismo que permite conocer de primera mano quiénes eran, cómo vivían y qué pensaban los primeros discípulos de Jesús.

Gabriel Larrauri
Autor, “Orar con los Primeros Cristianos”
“Al hablar de los primeros cristianos podemos tener la tentación de pensar que todos fueron mártires. Hubo muchos mártires, pero no todos los cristianos fueron mártires ni siquiera la mayoría. La mayoría de los cristianos fueron cristianos normales, padres y madres de familia que vivían su fe y que contagiaron a las personas que les rodeaban esa misma fe, pero vivieron en un ambiente normal”.

Por eso mismo, entre las citas no sólo aparecen grandes teólogos y santos obispos como San Ignacio de Antioquía, San Gregorio de Nisa o San Juan Crisóstomo; sino también autores como Minucio Félix, abogado romano del año 177, o el filósofo Arístides de Atenas. Un viaje apasionante de la mano de los primeros autores del Cristianismo, que permite constatar la sorpresa con la que mostraban las mismas ideas que ahora se escuchan en las iglesias.