Sunday, August 07, 2011

Comentario del Evangelio Por José María Maruri, SJ



NO SABEMOS LO QUE ES FE

Por José María Maruri, SJ

1.- Señor, sálvame. Estas palabras le recuerdan a uno aquellas otras. Y Jesús miró a Pedro y Pedro lloró amargamente. Cuando esas frases se ponían por escrito, Pedro era la cabeza de la Iglesia. Era la roca firme sobre la que se estaba construyendo la incipiente Iglesia. ¿Por qué se empeñan los evangelistas en mostrar la debilidad de Fe de la primera jerarquía eclesiástica?

Si uno de nuestros Papas modernos hubiera tenido un momento de debilidad de su fe, cuántas cortinas de humo hubiéramos echado todos para evitar que, lo que hubiéramos llamado mal ejemplo, no hiciera daño a la Fe de los cristianos.

No sabemos lo que es Fe. Nos hemos empeñado en hacer de la Fe un esplendoroso sol que ilumina toda nuestra vida y todos nuestros caminos, un cálido sol que nos mece y adormece en nuestras creencias.

Como Pedro, que al oír Ven, creyó que aquellas palabras iban a convertir el agua en precioso paseo enlosado de piedra pulida. Y los vientos en cariñosa caricia de aire de primavera. Y el ensordecedor rugido de las olas en cantos de pájaros. Creyó que su Fe en aquel Ven del Señor le iba a facilitar el camino. Iba a ser la palabra mágica que le iba a asegurar contra todos los agentes externos, porque tampoco sabía lo que era la Fe… como nosotros.

2.- Ven, imperioso, cercano, promesa de que nuestro camino no lo vamos a hacer solos. Los elementos van a seguir rugiendo, las olas van a seguir amenazantes, el agua va a mal cubrir el abismo. Pero ese Ven nos hará ir tras el Señor, temblando de miedo, empapados de agua salobre, azotados con furia por la tormenta. Un Ven que no está en contradicción con aquel, Señor sálvame.

Sálvame, no es el hierático “Señor salva a tu Iglesia” que podría rezarse desde el solio del Romano Pontífice en Roma. Es el sincero “Sálvame, porque el primero que está en peligro de los embates de la vida, soy yo, Pedro, la cabeza visible de Cristo en la tierra. Sálvame porque soy tan débil como mis hermanos”.

3.- Cuando el que está arriba empieza a sentirse débil, como los demás, empieza a tener miedo, empieza entonces a estar arriba de verdad, porque se hace miedoso como los niños, que son los primeros en el Reino de los Cielos.

Aquel Sálvame de Pedro debió ser la palabra más reconfortante para aquellos primeros cristianos perseguidos, encarcelados, torturados, muertos en el circo romano. Sálvame, porque todos necesitamos la mano fuerte del Señor.

Betania

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