Saturday, August 20, 2011

¡Es Jesús, es Jesús de Nazaret, "por favor"!



La JMJ y el riesgo de "ideología social"

"Los grandes eclesiásticos han decidido salvar el catolicismo a cualquier precio"



(José Ignacio Calleja).- En el bosque de comentarios sobre la JMJ, un amigo mío, Xabier, dijo que eran "jóvenes ricos", y todo se le vino encima. Quiso aclarar, pero qué más quisiera que ser escuchado. Yo le digo ahora que ya puede aclarar, concretar sus palabras, o reproducir el Evangelio de San Marcos, que los guardianes de "la fe", (¿quizá más bien su ideología cristiana?), siempre van a conocer a uno de su pueblo que se esforzó no sé cuánto para estar en Madrid y hacerlo con heroicidad ejemplar. Y lo creo de uno y de mil, y de miles; y si me insisten, hasta de la inmensa mayoría; ¿por qué voy prejuzgarlos?

Otro amigo, Jordi, habla de no olvidar la complejidad e interdependencia del mundo, y de los católicos, y lo comparto; con una condición, diversidad que no es indeterminación o indiferencia; así que volvamos a las bienaventuranzas, y al Sermón del Monte, y hagamos recuento de lo cristiano. A mi juicio, este catolicismo de las JMJ compite en el espacio público como lo hace "el mundo", y los mejores frutos los saca al precio de aceptar el halago (¿y el dinero?) de los grandes de mundo, y callar "socialmente", lo que enseña espiritualmente.

¡No os avergoncéis! Así es, me gusta el motivo general de estos días en la JMJ. Pero digo que hay que ser muy realista para comprender la novedad de la evangelización al comienzo del tercer milenio; no pienso en un escenario del siglo primero; estamos aquí y hoy, luego esta gente joven tiene mucho que enseñarnos a otros católicos, y tiene también mucho que aprender de las tentaciones que acechan a este catolicismo del ¡no os avergoncéis! Y la primera de todas, que se convierta en una ideología social, sí, ideología, con la que evitar tomar partido en la vida pública, en la historia humana; mejor aún, competir en ella, sin que lo parezca; ideología social con visos de fe, para consumo de grupos sociales "apolíticos"; por interés o por desidia, pero "apolíticos".

Creo que hay un catolicismo europeo que quiere salvar su identidad religiosa, ¡bien!, y recuperar su peso social, cultural y "político", a base simplificar su fe, individualizar su moral y espiritualizar su encarnación; creo que a muchos jóvenes contemporáneos les gusta, pero, entonces, más pronto que tarde tendrán que responder: ¿qué es de Jesús de Nazaret como persona y vida que muestra en la fe, en la caridad y en la justicia efectiva, quién y cómo es Dios? Que sí, que es la vida, la vida digna de todos y en todos los lugares, ricos o ¡pobres!

Los grandes eclesiásticos saben que aquí hay un problema, pero ya han decidido salvar el catolicismo a cualquier precio, incluso de varias preferencias del Evangelio. La fe, dicen, llega por la cultura, y si impregna la cultura, subsistirá y crecerá; pero ¿qué fe? ¿Sigue conectada con el Evangelio y la persona de Jesús de Nazaret, o de éste, "retocado" por "lo eclesiástico" y sus "estamentos"? La respuesta hoy es clara. La apuesta es por la "recuperación" de un cristianismo experiencial y orgulloso de sí. Una apuesta hermosa pero a remolque de un insuperable idealismo, sin peso para la "Encarnación en Jesús de Nazaret". Veremos en el futuro. Estoy convencido de que el cristianismo tendrá que recentrarse desde sus raíces alternativas en Jesús (la fe) y mermar en las estrategias culturales ("estratagemas"); las que la sociología religiosa neoconservadora le enseña para sobrevivir en sociedades secularizadas. Queremos todo a la vez, propuestas de vida muy personales, ¡no os avergoncéis!, fidelidad a Jesús y acogida como religión de masas y, a su modo, del Estado. Me da que no es posible esta síntesis ¡Es Jesús, es Jesús de Nazaret, "idiotas"! Y ahí, en él, se puede lo que se puede, y no más.

RD

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