Friday, January 27, 2012

‘Buscando Vivir’ de feria en feria

Una ONG de Cantabria ayuda a migrantes dedicados a la venta ambulante


VICENTE L. GARCÍA | Abducidos por la magia de las luces, los colores, los olores y los sonidos de la fiesta, la que sea, es difícil reparar en que, en medio de esa lúdica vorágine de alegría e ilusión, hay mucha gente que precisa de ella para “buscarse la vida”.

Las fiestas patronales o las relacionadas con tiempos litúrgicos como la Navidad o la Semana Santa, son un tiempo más de gracia para probar suerte, instalar el “chiringuito” y poner a la venta la ingente variedad de productos traídos del otro lado del charco; artesanía, bisutería, ropa y accesorios de toque exótico, música andina y productos del Comercio Justo. Todo cabe en los puestos de quienes en cada feria buscan hacerse un hueco para ganarse la vida, buscando vivir.

Las familias que responden a este perfil son el “público objetivo” de la ONG cántabra que no se complicó la vida para ponerse nombre: Buscando Vivir. La asociación nació el 24 de febrero de 1997, aunque su génesis se remonta a 1995, cuando el jesuita Aurelio Güemes hizo un viaje a Ecuadory conoció de cerca la realidad de las gentes de aquellas tierras.


Una oportunidad digna

A su regreso, se encontró “a las mismas gentes” que deambulaban por la ferias de Santander, Torrelavega o Santoña, por lo que se decidió a buscar el modo deofrecerles una oportunidad.

En la actualidad, Buscando Vivir, que cuenta con casi 200 socios, desarrolla diversas tareas. “Se trata deconseguirles puestos de exposición y venta a buen precio y bien situados, para lo que mediamos con ayuntamientos y responsables de la organización de las ferias. Paralelamente, también nos preocupamos por ofrecerles una comida digna, un lugar de aseo, para dormir y hasta para el ocio”, explica Aurelio.

Una labor que ha cambiado radicalmente la vida de algunas de estas personas, como María Matilde Cáceres: “Antes era más difícil, porque no teníamos sitios donde vender y ni sabíamos cómo había que solicitar los permisos. Al principio, no tenía dónde vivir y siempre, la mayor parte del tiempo, lo pasábamos en la furgoneta. Era nuestra casa. Ahora eso ha cambiado bastante y así podemos trabajar y sobrevivir”.

Además de esa ayuda más básica, continúa Aurelio, desde la ONG se desarrollan otros proyectos: “Por la importancia de que se conozca a esta gente, y en aras también de una integración, ideamos los intercambios culturales con actividades en colegios, a los que se desplazan siete jóvenes ecuatorianos. Ayudados de una presentación multimedia y de la música que ellos hacen, comparten con los niños y jóvenes aspectos de su cultura andina”.

VN

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