Crece, en el país orgulloso de sus raíces cristianas, el fenómeno del aborto selectivo de niñas. Cada año 1400 niñas no llegan a nacer: un tabú para la iglesia ortodoxa
GIORGIO BERNARDELLIROMA
No es un país para niñas: nacen 114 varones por cada 100 hembras,cuando las proporciones normales no deberían nunca superar la relación 105 a 100. Parece una de las crónicas sobre el aborto selectivo – la triste práctica de interrupción del embarazo si se descubre que nacerá una hembra- que desgraciadamente tantas veces hemos leído, relacionadas con India y China. Y de este fenómeno precisamente estamos hablando. Que ahora, también se ha descubierto que está muy difundido en un país como Armenia. Es decir una tierra muy orgullosa de sus raíces cristianas y que normalmente es noticia por la memoria del genocidio que sufrió a principios del siglo XX, precisamente en nombre de esta identidad.
La alarma fue lanzada hace algunas semanas por el Consejo de Europa, que aprobó una resolución en la cual- condenando la practica del aborto selectivo –se cita el hecho de que este drama está muy difundido también en los Balcanes. Pocos días más tarde el tema fue retomado por un artículo de denuncia publicado por la periodista armenia Nanore Barsoumian en la publicación semanal Armenian Weekly. Y el retrato que se obtuvo es bastante inquietante: la combinación entre la costumbre del aborto fácil, que en Armenia es una herencia de los años de la Unión Soviética y una mentalidad no precisamente amiga de las mujeres todavía actualmente muy arraigada, hace que en el país la tasa del desequilibrio en el nacimiento entre los dos sexos alcance el nivel de la de China. Con prácticas del todo ilegales, pero evidentemente consentidas: en Armenia, de hecho, el aborto sería admitido antes de la duodécima semana, antes por lo tanto de que se conozca el sexo del nasciturus. La sección armenia del UNPFA (el departamento de la ONU para la población) ha llegado incluso a proponer una cifra estimativa: serían por lo menos 1.400 cada año las niñas que en el país no llegan a nacer sólo porque en la ecografía se reconoce a una hembra.
El artículo de Nanore Barsoumian ha provocado un vigoroso debate entre los lectores de la página del semanal armenio. Y más de una persona ha llamado en causa al silencio del patriarcado local a propósito de este tema tan candente. Por otra parte, a los armenios les gusta recordar que fueron los primeros que adoptaron el cristianismo como religión del Estado: ya en el año 301 D.C., de hecho -doce años antes del Edicto de Constantino- el rey Titidate se convirtió al Evangelio, que en Armenia según la tradición, fue anunciado en primer lugar por los apóstoles Bartolomé y Judas Tadeo. Y la Iglesia apostólica armenia – antigua Iglesia oriental que tomó un camino diferente del de Roma ya en tiempos del Concilio de Calcedonia- ha sido durante siglos el baluarte de la identidad de este pueblo de tan accidentada historia .
Las estadísticas indican a más del 98 % de los armenios como cristianos (aunque no hay que olvidar la herencia de ateísmo de masa predicado durante mucho tiempo también aquí por el comunismo soviético). Como muchas Iglesias de Oriente, sin embargo, también la armenia siempre ha sido bastante reacia a condenar públicamente el aborto. En 1995, interpelado por el Washington Post sobre el asunto durante un viaje a los Estados Unidos, el entonces guía de la Iglesia apostólica armenia, Karekin I explicó: "Nosotros no emitimos pronunciamientos dogmáticos ni imposiciones de principios. Cuando una persona está nutrida por el cristianismo y su conciencia está formada por principios cristianos, esa persona tiene que ser libre para afrontar cuestiones específicas como la del aborto. La Iglesia no tiene que verse implicada en este tipo de detalles. Jesús nunca impuso nada a sus discípulos".
La actitud no parece haber cambiado con su sucesor Karekin II, catholicos de los armenios desde 1999, que en su reciente mensaje navideño –difundido el pasado 6 de enero- criticó el mundo moderno "que soporta el peso de las dificultades, las privaciones, las contradicciones y los conflictos que el hombre ha construido". Y también añadió que "el rechazo hacia Cristo y sus mandamientos hace que nazcan guerras y tragedias, amenaza nuestro planeta, se convierte en causa de debilitación del alma y del espíritu, como en el caso de la interrupción violenta de la vida que Dios ha dado".Respecto a estas últimas palabras, sin embargo, ha ofrecido sólo dos ejemplos: el homicidio y el suicidio. La cuestión de las niñas no nacidas, evidentemente, para la Iglesia apostólica armenia todavía es un tabú.
Vatican Insider
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