Entrevista con Esteban Kriskovich, nuevo Embajador de Paraguay ante la Santa Sede: "El ex obispo convertido en presidente es siempre un hijo de la Iglesia"
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
La relación diplomática entre El Vaticano y la República del Paraguay es particular. La nación sudamericana es la primera en el mundo en ser guiada políticamente por un obispo católico, Fernando Lugo. Un presidente elegido por el pueblo en 2008 no sin tensiones eclesiásticas profundas. Pero ese tiempo de desencuentro institucional parece haber quedado atrás, porque en Roma tienen clara una cosa: Lugo será siempre “un hijo de la Iglesia”.
El 19 de diciembre pasado el Papa Benedicto XVI recibió las cartas credenciales del primer embajador paraguayo ante la Santa Sede emanado del gobierno del clérigo-presidente: Esteban Kriskovich. Más de 30 meses costó todo el proceso que llevó al diplomático de su labor como fiel laico, abogado del tribunal eclesiástico metropolitano y docente de la Universidad Católica de Asunción a representar a su país en la capital del catolicismo.
Desacuerdos políticos atrasaron por demasiado tiempo la ratificación en el Senado paraguayo a la figura de Kriskovich como embajador, condición exigida por la ley. Todos los nombramientos diplomáticos deben pasar por el Parlamento y se pueden convertir en “moneda de cambio” en el contexto político. Así ocurrió esta vez, pero las dificultades surgieron más de una oposición al presidente que por un serio intento por obstruir la relación diplomática con la Sede Apostólica.
En su momento el retraso alentó la especulación y no pocos personajes aconsejaron a Fernando Lugo que cambiase el candidato a embajador para obtener el apoyo del Senado. El mandatario se rehusó. Mantuvo su apoyo a Kriskovich, un perfil que agrada a la Santa Sede y a la Iglesia en general, hasta que el nombramiento fue ratificado.
La persistencia de Lugo fue un gesto que en El Vaticano apreciaron mucho, especialmente después del periodo de tensión institucional que caracterizó la candidatura y elección como presidente del ex obispo de la diócesis de San Pedro, entre las más pobres del país sudamericano. En Roma nunca se aprobó la “aventura” pública del clérigo, quien en 2007 fue suspendido a divinis por su acto de rebeldía contra la ley canónica que veda expresamente la participación en política de los consagrados.
Amonestaciones y llamamientos al orden no impidieron que el obispo siguiera adelante hasta alcanzar la presidencia. Sólo en ese momento el Papa accedió a concederle la dimisión del estado clerical, en una decisión sin precedentes.
En entrevista con el Vatican Insider el embajador Esteban Kriskovich reveló detalles de su primer encuentro con Benedicto XVI, confirmó que la etapa de tensiones bilaterales quedó en el pasado y dejó abierta la puerta a un encuentro entre el obispo de Roma y el presidente Lugo.
¿Cómo fue su encuentro con Benedicto XVI?
Fue un encuentro muy cordial en el momento de la presentación de las cartas credenciales el 19 de diciembre. Duró alrededor de veinte minutos. Parecía que me encontraba con alguien muy familiar, y con una comunión y sintonía perfecta. El Santo Padre tiene la grandeza de los hombres humildes y mansos, su testimonio por este motivo provoca e impacta al mundo actual. Es el Papa de la humildad y la paz en un mundo donde pretende imperar muchas veces la soberbia y la violencia.
¿Preguntó el Santo Padre por el presidente Fernando Lugo?
Preguntó por el señor presidente, brevemente, con mucha cordialidad y calidez humana. Aproveché la ocasión para comunicarle que al momento de entregar las copias de las cartas credenciales a la Secretaría de Estado, también había entregado una nota formal del presidente de la República del Paraguay a Su Santidad, agradeciendo por la misa del bicentenario de la independencia de los países americanos realizada el 12 de diciembre pasado, e invitándolo para visitar nuestro país , si fuera posible, dentro de su agenda y disponibilidad, próximamente, acontecimiento que sería de mucha bendición para nuestro pueblo.
El presidente Lugo era obispo católico, su candidatura política provocó tensiones con la Iglesia y también con la Santa Sede. ¿Cómo se encuentra ahora la relación?
Considero que dicha etapa está superada, no existe situación actual de crisis o conflicto, no obstante como todo tipo de relacionamiento humano e institucional exige una tarea de cuidado continuo para su desarrollo dinámico y efectivo. Espero a través de mis funciones como embajador ante la Santa Sede contribuir a la perfección de este vínculo.
Usted presentó al Papa sus cartas credenciales el 19 de diciembre pasado, justo después que el protocolo vaticano cambió su práctica de intercambiar discursos con los nuevos embajadores. De todas maneras usted entregó al pontífice un mensaje. ¿Qué decía el texto?
Con su amable y gentil anuencia, ya que este gesto fue recientemente modificado en el protocolo, pude entregarle el mensaje que cordialmente agradeció y manifestó que le permitirá profundizar el diálogo que hemos mantenido. Principalmente el texto manifestaba que el Paraguay es un país con raíces cristianas, surgido de la comunión del sentido religioso y la búsqueda de la Tierra Sin Mal de los guaraníes (etnia indígena ndr) y el encuentro con el acontecimiento cristiano de la primera evangelización hace casi 500 años. Que hoy es un pueblo que con una Iglesia viva y una nueva evangelización trabaja por un Paraguay más humano y cristiano.
Que el Paraguay es un pueblo que ha padecido mucho a lo largo de su historia pero que consideramos amado por Dios, en el corazón de América del Sur, en el corazón de Dios y de María. Y que valorábamos el trabajo de Su Santidad por ser el Papa de la verdad en un mundo necesitado de ella en todos sus aspectos. Asimismo solicitábamos una bendición especial para el pueblo paraguayo, reiterando la invitación del Señor Presidente y de la Iglesia en el Paraguay de eventualmente visitar nuestro país. Mencionábamos a grandes hombres y mujeres que en la historia del Paraguay son testimonio insigne y luminoso de bien, algunos que ya son santos y otros en proceso de beatificación.
Una de las grandes interrogantes en la relación entre Paraguay y la Santa Sede es si alguna vez el presidente Lugo será recibido por el Papa. ¿Es posible esta alternativa?
Nunca debe cerrarse la posibilidad. No puedo darle una respuesta contundente. No obstante creo que los caminos están abiertos hacia todo lo que pueda unir a la Iglesia y al Estado para el logro del bien común de nuestro pueblo
Vatican Insider
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