En entrevista con el Vatican Insider el embajador cubano ante la Santa Sede, Eduardo Delgado Bermúdez, abordó las expectativas sociales y políticas generadas por el viaje apostólico
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
En 1998 el saludo entre un Papa, Juan Pablo II y el líder de la revolución cubana, Fidel Castro, quedó en la historia. ¿Se podrá repetir aquel inédito gesto, ahora con Benedicto XVI? El líder católico visitará la isla caribeña del 26 al 28 de marzo próximo y se reunirá en privado con el presidente Raúl Castro. Aunque un cara a cara con Fidel no está incluido en la agenda oficial de Joseph Ratzinger, tampoco está definitivamente descartado.
En entrevista con el Vatican Insider el embajador cubano ante la Santa Sede, Eduardo Delgado Bermúdez, abordó las expectativas sociales y políticas generadas por el viaje apostólico, que tendrá lugar en un contexto de significativos cambios para el país. Y no dudó en afirmar que la visita será un “acontecimiento nacional”.
¿Cómo recibirá Cuba a Benedicto XVI?
Con mucho respeto, mucho cariño y aprecio hacia la figura del Papa por parte del pueblo en primer lugar, por parte de las autoridades y por parte de la Iglesia. Para el pueblo cubano católico es una visita muy especial pero también para quien no profesa esa religión y obviamente para el gobierno. Por lo tanto va a ser un acontecimiento nacional, esperamos que el pontífice se sienta bien en Cuba, que su viaje sea exitoso y guarde un recuerdo muy grato como Juan Pablo II.
El presidente Raúl Castro recibirá al Papa en el aeropuerto, un gesto particular, y luego ambos se reunirán en privado. ¿Cuál es la expectativa institucional de la visita?
El gobierno le da toda la importancia, se ha creado una comisión nacional donde se encuentran los actores involucrados y además en el programa están considerados varios encuentros del presidente con Benedicto XVI, porque además estará la misa en la Plaza de la Revolución de La Habana (donde se prevé la presencia del mandatario). Desde las autoridades existe total apoyo a la visita y el máximo deseo porque sea todo un éxito.
El programa de la gira pastoral en Cuba es interesante porque incluye dos etapas, lo cual significa un esfuerzo particular de parte del líder católico pero asegura una mayor presencia suya entre la gente. ¿Cómo valoran este detalle?
En primer lugar el gesto de llegar a América Latina y de visitar tanto Cuba como México es altamente apreciado, sabemos que el Papa es una persona de edad avanzada el cual debe hacer un esfuerzo para realizar un viaje de este tipo.
El itinerario en la isla incluye para nosotros lo más importante que es su presencia en Santiago de Cuba, su paso por el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre cuando se cumplen 400 años del descubrimiento de la imagen y su traslado a La Habana donde se reunirá con el presidente, tendrá un encuentro con los obispos y celebrará la misa en la Plaza de la Revolución. La capital del país tiene más habitantes, por lo tanto se calcula que a dicha celebración puedan asistir entre 800 mil y un millón de personas.
El cardenal arzobispo de La Habana, Jaime Ortega y Alamino, hace tiempo aseguró que existe una nueva etapa en la relación entre la Iglesia y el Estado en Cuba. ¿Por qué?
La Iglesia católica es un componente en la formación de la nacionalidad cubana como lo son también las religiones tradicionales africanas, la doctrina cristiana está en la base misma de la formación de la nación cubana.
A lo largo de todo del proceso histórico reciente ha habido buenas relaciones con la Santa Sede de parte del gobierno revolucionario y en general una buena relación con la Iglesia, con distintas etapas. No creo que se deba hablar de momentos malos y de momentos buenos, sino de etapas más o menos positivas en una relación normal. Indudablemente ha habido siempre libertad de culto, la revolución cubana nunca la cuestionó a diferencia de otros procesos revolucionarios.
Sí es cierto que en los primeros años de la revolución se tomaron medidas tendientes a discriminar, en cierto modo, a las personas con creencias de carácter religioso. A medida que la revolución maduró y la propia Iglesia se incorporó en la vida diaria del pueblo, dando atención a las expectativas sociales, se han eliminado estas medidas que en algunos casos estaban expresadas en disposiciones legales modificadas en el tiempo y, en otros, en disposiciones políticas también cambiadas.
Eso ha creado un terreno en el cual es posible una relación más fluida entre la Iglesia y el Estado, donde la Iglesia puede desarrollar su trabajo en mejores condiciones. Creo que actualmente la relación oficial es óptima, en Cuba no existen actos de violencia contra templos de religión alguna y hay un respeto absoluto a su funcionamiento. Es un Estado laico pero que apoya a las distintas denominaciones religiosas y también a la Iglesia.
Cuba vive un momento histórico marcado por un proceso de reformas, donde la Iglesia ha pedido abiertamente avances en temas concretos como el problema migratorio. En este contexto ¿qué impacto podría tener la visita del Papa?
Cuba es un país en permanente cambio, la revolución siempre ha proclamado que no es una obra perfecta y por lo tanto considera la necesidad de someter todo al examen crítico con el afán de mejorar. En los últimos 53 años se han realizado infinidad de cambios que luego han sufrido otras correcciones, tanto en el modelo económico como en el político. Actualmente se encuentra en un proceso de reformas en lo ámbitos económico, de las instituciones del Estado, legislativos y de funcionamiento de la sociedad.
La Iglesia ha apoyado este proceso. Si su afán es que el hombre viva mejor y las reformas van en esa dirección, no debe extrañar que las apruebe. Respecto a los cambios a realizar pueden existir diversos criterios, los hay dentro de la revolución y también en el exterior. El proyecto de reformas se presentó en una reunión a los miembros de la Conferencia Episcopal y el gobierno tomó en cuenta las opiniones de los obispos. Ahora estamos en ese proceso. Es posible que muchas cosas pensadas deban ser ajustadas sobre la marcha.
Su Santidad, en el saludo al cuerpo diplomático de 2011, se refirió específicamente a Cuba y dijo que él alentaba estas reformas. Para nosotros es de alto valor que la Iglesia, no sólo cubana, sino también el Santo Padre favorezca ese proceso que tiene limitaciones y enfrenta obstáculos, tanto en el orden interno como en el externo por el bloqueo de Estados Unidos a la isla. La Iglesia siempre ha sido clara al afirmar que Cuba no debe ser bloqueada ni aislada internacionalmente, sino que se debe favorecer su integración en la comunidad de naciones.
La gran pregunta es si Fidel Castro podrá saludar al Papa o no.
Fidel tiene muy buen estado de salud. Es el hombre que más veces han intentado matar y el hombre del cual la prensa ha anunciado su muerte en más ocasiones. Él escribe, estudia mucho pero está retirado de todas las actividades de gobierno. Por su carácter personal es muy consecuente en su actuación, por ello una vez retirado no interviene en las decisiones de gobierno. Eso no quiere que su autoridad carezca de peso o deje de ser decisiva para la nación.
No está incluido en el programa oficial un encuentro entre Su Santidad y Fidel, simplemente porque Castro no ocupa formalmente un puesto en el gobierno. Pero no se descarta la posibilidad, creo que la misma estará determinada por el programa papal, por la situación de ese momento y no puedo adelantar pronóstico alguno. Pero puedo asegurar que no está descartado.
Vatican Insider
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