Tuesday, July 10, 2012

JESUITAS. CP 70



COMUNICADO N° 4
10 de julio de 2012
La jornada de hoy ha comenzado con la elección del secretario de
la Congregación. Ha sido elegido el Padre Francisco Javier Álvarez
de los Mozos, procurador de la Provincia de Loyola. A continuación,
y por mayoría absoluta, la Congregación ha decidido que la votación
 sobre la convocatoria o no de la Congregación General se realizará
el 13 o el 14.
El momento clave de la jornada ha sido el discurso del Padre
Generale sobre el De statu Societatis, es decir, sobre la situación 
de la Compañía de Jesús hoy en términos de fidelidad a nuestro 
Instituto. El De statu “es un instrumento al servicio del discernimiento: 
como sucede con el Examen, su objetivo es hacernos ver, desde 
la perspectiva de nuestra vocación original y desde el Instituto de 
la Compañía, qué desea el Señor que seamos y hagamos hoy para 
su mayor gloria y servicio de su pueblo”.
Esta relación “no es fruto solamente de mi experiencia y de mi
análisis a lo largo de estos cuatro años como General, sino, sobre 
todo, de los importantes informes de las Congregaciones Provinciales 
y de las relaciones tan ricas y útiles que me han enviado ustedes 
como Procuradores”.
El discurso pasa a continuación a examinar, punto por punto, las
ejecuciones pedidas por la Congregación General 35, y en
particular:
1) la llamada de la Compañía a una mayor universalidad;
2) el gobierno, y en concreto el nombramiento de una comisión 
que ha iniciado un proceso de reflexión sobre las Provincias 
y su reestructuración;
3) el gobierno central de la Compañía, especialmente con las
reestructuración de los Secretariados;
4) la misión, como respuesta a lainvitación del Papa para ir a las
 “fronteras”.
A continuación, el Padre Nicolás ha afrontado algunos sectores que
considera importantes, y son, “nuestra vida en el Espíritu, nuestro
dinamismo apostólico, nuestro vivir juntos en comunidad, la
promoción vocacional y la formación, nuestras relaciones con la 
Iglesia y finalmente una palabra sobre la creatividad en la Compañía”.
En la imposibilidad de examinar con exhaustividad este discurso
tan rico y de tan amplias perspectivas, llamamos la atención sobre 
algunos puntos específicos. Con respecto a lavida en el Espíritu, y
 tras haber señalado que “la clave para determinar la salud 
espiritual de la Compañía es saber  si los jesuitas siguen poseyendo 
la capacidad de dárselo absolutamente  todo al Señor, como hizo 
San Ignacio y tantos otros compañeros tras él  hasta el día presente”, 
el Padre General señala cuatro áreas que exigen mayor atención: la 
dificultad de encontrar directores espirituales; el peligro de los 
valores mundanos, secularizados, que penetran en nuestra 
mentalidad; la capacidad de ser transformados e integrados por 
nuestra  espiritualidad; el apego desordenado al trabajo y a las obras.
Con respecto al dinamismo apostólico ha puesto el acento en el
sector educativo y en tres dimensiones características de nuestro 
trabajo apostólico hoy, y que son, el servicio de los pobres, la 
colaboración con los otros y las redes apostólicas entre Provincias,
 en las Conferencias y entre Conferencias. Entre los desafíos en este 
campo, el discurso se refiere a la redefinición del discernimiento, 
a la formación de líderes, al desarrollo y a la profundización de la 
colaboración entre jesuitas y entre éstos y los colaboradores laicos.
Con respecto a la vida de comunidad, y tras haber subrayado que “la
imagen de conjunto del estado de la vida comunitaria es positiva”, no
deja de señalar algunas sombras que se manifiestan en la actitud de
individualismo, expresado, por ejemplo, en la falta de transparencia
económica y de dependencia, en una excesiva atención a los nuevos
medios de comunicación electrónica, en las tensiones entre
generaciones y en las diferencias étnicas, tribales o raciales. Con 
el fin de aclarar estas sombras, sugiere a su vez algunos desafíos 
para la vida comunitaria de hoy.
Más articulada y amplia es la sección dedicada a la promoción de las 
vocaciones y a la formación, donde el Padre General subraya una
serie de aspectos en los que podemos mejorar nuestra acción.
El sentire cum Ecclesia, esto es, nuestra relación con la Iglesia, es
“una dimensión de nuestra vida esencial en la visión que Ignacio 
tiene de la Compañía”. Tras haber recordado la Fórmula del Instituto 
y el discurso de Benedicto XVI a los miembros de la Congregación 
General 35ª, concluye que “estamos llamados a hacer más profunda 
nuestra responsabilidad pastoral en los diferentes contextos culturales 
y eclesiales en los que trabajamos”.
Por último, la creatividad en la Compañía encuentra su proyección
en la perspectiva de la celebración del segundo centenario de la 
restauración de la Compañía en el 2014. Recuerda la carta del 12 de 
marzo del 2011, con la que convocó la Congregación de Procuradores 
y en la que invitaba “a los jesuitas de hoy a adentrarse con profundidad 
en una reflexión sobre los signos de nueva vida y de creatividad 
apostólica que se dan en los ministerios que lleva a cabo la Compañía,
 tanto en los más tradicionales como en los más novedosos”. El 
discurso analiza  posteriormente las respuestas llegadas sobre este 
tema y que no resultan ser siempre animadoras.
Concluye su relación el Padre General con un agradecimiento al Señor
que, “con bondad y generosidad, ha dado tantos beneficios a la 
Compañía, por todo el bien que ha hecho a otras personas usándonos 
como instrumentos imperfectos, y por permitirnos continuar al servicio 
de la Iglesia de su Hijo Jesucristo”.





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