Iba dando un paseo y veo una escena que según cuentan las redes sociales es cada vez mas frecuente en cualquier ciudad de España; un grupo se personas se abalanza sobre los contenedores de basura que acaba de sacar un supermercado. Buscan alimentos en buen estado. Les veo sacar de los contenedores todo tipo de productos y les pregunto si están bien. Me dicen sin dejar de buscar en los contenedores que los supermercados tiran a diario productos con pequeños defectos o golpes en los envases o de fecha de caducidad próxima y veo que se los llevan en carros.
Este encontronazo con la realidad, me ha hecho abrir los ojos al tema del despilfarro de alimentos. Según los datos de Tristram Stuart en su libro “Despilfarro” (“Waste”), con la comida que se desaprovecha en EEUU y Europa se podría alimentar hasta cuatro veces a esos 870 millones de personas que pasan hambre. Solo en Europa, cada ciudadano es responsable de tirar anualmente unos 100 kilos de comida apta para el consumo. Se tira casi un tercio de lo que se produce. Este es nuestro pecado mortal como sociedad, el mismo que el de el rico Epulón, no que sea rico, sino que no es capaz de atender a su hermano hambriento muriendo de hambre junto a él.
En este momento de crisis en que hay familias pasando graves necesidades y en que las instituciones atendiendo los comedores sociales están desbordadas por las demandas de ayudas, deberíamos, como sociedad, a exigir a nuestros gobernantes que modifiquen las leyes de alimentos. No se trata solo de que los supermercados no tiren a la basura los productos que no venden, sino que las imposiciones de los distribuidores no dejen en los campos sin recoger toneladas de alimentos mientras el mundo pasa hambre.
Ante este escenario, en algunas ciudades como Londres, Paris y, recientemente Zaragoza, colectivos de ONGs están organizando “Feeding”, comidas multitudinarias elaboradas con alimentos desechados. Estos “Feeding” son una llamada a la conversión en nuestro modelo productivo y de consumo, y una demostración de que hay alternativas al despilfarro.
Entreculturas Zaragoza
pastoralsj
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