El Secretario de Estado de Benedicto XVI llega a la edad que tenía Ratzinger cuando fue elegido Sucesor de Pedro
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
A pesar de la homilía de la misa de la vigilia que fue publicada por “L’Osservatore Romano”, el cumpleaños de Tarcisio Bertone pasó casi desapercibido. Secretario de Estado desde 2006, el cardenal cumplió 78 años el domingo pasado. El Papa Ratzinger, de quien era colaborador en la Congregación para la Doctrina de la Fe (de 1995 a 2002), le propuso que fuera el sucesor del cardenal Angelo Sodano como Secretario de Estado, algunos meses después de su elección. En junio de 2006 fue anunciado el nombramiento y Bertone habría comenzado su nuevo trabajo en septiembre: la crisis con el mundo musulmán después del discurso de Ratisbona fue la primera prueba para el nuevo líder de la diplomacia vaticana.
Hace seis años, cuando fue nombrado, se subrayaba particularmente que Bertone, religioso salesiano, no provenía del servicio diplomático de la Santa Sede: «Secretario de Iglesia más que de Estado», era la consigna que se difundió y que indicaba la peculiaridad de la decisión ratzingeriana. Durante estos años, el “número dos” del Vaticano se ha encontrado en el ojo del huracán debido a la gestión de la Secretaría de Estado y, en general, de la Curia romana. Sin embargo, Benedicto XVI siempre ha demostrado su afecto por él y su confianza. Cada vez que algunos cardenales le han sugerido que cambie a Bertone, el Papa siempre ha dicho: «Bertone tiene algunos defectos; su predecesor tenía otros».
En enero de 2010, después de que el cardenal cumpliera la edad canónica de 75 años y hubiera escrito una carta para presentar su renuncia (y en la que también reconoció algunas de sus limitaciones), el Papa indicó que no quería privarse de ninguna manera de su «preciosa colaboración». Los últimos tres años han sido particularmente difíciles: desde el caso Boffo y las fricciones con la cúpula de la Conferencia Episcopal Italiana, hasta los casos financieros relacionados con la compra del hospital San Raffaele de Milán y el caso del instituto Toniolo, para desembocar en el escándalo de los “vatileaks. Bertone ha sido uno de los principales objetivos durante todo este tiempo.
La fuga de documentos, el arresto del mayordomo, las preocupaciones del Papa, que quiso encargarse personalmente de la situación (un ejemplo reciente y muy esclarecedor es el último Consistorio, en el que no hubo ningún europeo y que “enmendaría” el anterior de febrero), podían hacer pensar que el Secretario de Estado tenía los días contados. Pero Benedicto XVI, antes de dirigirse a Castel Gandolfo en julio, volvió a poner por escrito que confiaba plenamente en el cardenal Bertone.
En cuanto a los Secretarios de Estado del pasado, se puede recordar que: Amleto Cicognani (con Juan XXIII y Pablo VI, nombrado cuando todavía no existía el límite de los 75 años ni la exclusión en un eventual Cónclave de los que han superado los 80) fue nombrado a los 78 años y fue el principal colaborador del Papa hasta los 86; su sucesor, Jean Villot (con Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II) murió en el puesto cuando tenía 73 años. La renuncia de Agostino Casaroli fue aceptada cuando cumplió los 76 años y la de Angelo Sodano después de haber cumplido los 78.
Vatican Insider
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