Monday, December 03, 2012

¿Cuánto escribía Don Bosco?



En vista del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco, que se festejará en 2015, se perfila un programa lleno de iniciativas e incluso alguna sorpresa

MARCO TOSATTIROMA

Don Francesco Motto, el incansable historiados del Ateneo salesiano, acaba de terminar el quinto volumen del epistolario de Don Bosco, que recoge las cartas que escribió el santo piamontés entre 1876 y 1877. Cientos de mensajes (exactamente 422) que demuestran que, con un promedio de cuatro a la semana, Don Bosco llevaba a cabo una enorme actividad de escritura cotidiana. cotidianamente. A mediados de agosto de 1876, el salesiano escribió a su amigo Francesco Faà di Bruno: «...que ruegue también por mí, porque me encuentro en un mar de asuntos interminable...».

Efectivamente, los “asuntos” no le faltaban: tenía que reforzar las obras salesianas que ya existían, se estaban creando otras en Italia, Francia y América Latina, se estaba creando la asociación de los Cooperadores Salesianos, nacía el “Boletín Salesiano”, se emprendían misiones costosas y difíciles (Don Bosco escribió al ministro del exterior francés para pedirle, aunque sin resultados, que otorgara a los misioneros un billete de cortesía en los barcos de vapor). Además, también estaban las fricciones con el arzobispo de Turín, Gastaldi, y la cuestión de los “ “, un problema difícil y espinoso que afrontó por amor a Pío IX.

Don Bosco tenía una relación muy sólida con el Papa. De hecho, si el  mayor número de cartas tiene como destinatario al “brazo derecho” de Don Bosco, don Michele Rua, el segundo destinatario de sus cartas era Pío IX. Un informe privilegiado que permitía que el santo piamontés se saltara a veces el paso obligado por las congregaciones romanas. La actividad principal de Don Bosco, según se deduce de las cartas, era la promoción de la Obra Salesiana.

«Son decenas y decenas las cartas que se ocupan de peticiones, de visitas a los lugares indicados, de entrevistas con las autoridades civiles y religiosas, de encuentros con benefactores, de la búsqueda de recursos económicos». Italia, Francia, Argentina y Uruguay, fundaciones de obras a favor de indígenas de la Pampa y de la Patagonia, y luego, los proyectos misioneros que nunca pudo llevar a cabo en India, Sri Lanka y Australia.


Es interesante notar que en estas cartas, que se ocupan de argumentos muy concretos y prácticos, la presencia de términos religiosos es enorme. El sustantivo “Dios” aparece 437 veces en 422 cartas; el adjetivo “divino”, 31 veces; el término “cielo”, 29; y la bendición (santa o apostólica), 121. “Rezar” y “rezo”, respectivamente, aparecen 371 veces. La fórmula de despedida “en Jesucristo”, 174. María Auxiliadora, por supuesto, aparece más de 100 veces.

Nos encontramos a pocos años de la brecha de “Porta Pia” y de la discutida ley de la “Guarentigie” (que establecía la expropiación de los bienes de la Iglesia). Pero el carácter político no aparece casi nunca en las cartas de Don Bosco, hecho que seguramente indica que el santo pamontés tenía bien puestos los pies sobre la tierra. Estrictamente, la única referencia política tiene que ver con la hospitalidad que el salesiano ofreció en el verano de 1876, en Lanzo (Italia), a algunos ministros del gobierno de la “izquierda histórica”, en ocasión de la inauguración de una estación ferroviaria.

El día de Don Bosco era impresionante. Visitaba casas en Italia y en Francia, se informaba sobre los problemas que había, indicaba algunas soluciones, visitaba a los enfermos, confesaba, se reunía con los salesianos, dedicaba un poco de tiempo a los jóvenes, narraba, amonestaba, asistía a eventos, se ocupaba del nacimiento de las nuevas vocaciones. El cansancio, naturalmente, pesaba, por lo que sucedía que podía escribir dos cartas a la misma persona el mismo día, porque no recordaba que ya lo había hecho; a veces citaba la misma noticia dos veces en la misma carta. «Estoy cansado a “non plus ultra”», escribiría a don Rua desde Marsella en julio de 1877.

Vatican Insider

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