Tuesday, December 11, 2012

ADVIENTO: ¿QUIEN ESPERA A QUIÉN?


Llega el tiempo de la espera y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor y descubrir que Dios sigue viniendo.Siempre. Por caminos insospechados. A nuestras vidas. Ahora.


1. NOSOTROS A DIOS



“Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y plazas, buscando al amor de mi alma” (Ct 3, 2)

Sí, señor, te esperamos. Con esperanza, con impaciencia, con inquietud e ilusión. Porque seguimos necesitando adivinar en qué rincones te escondes, cuándo te cruzas con nosotros, en qué palabras nos hablas con ternura o con urgencia. Te esperamos porque a veces la vida se nos viene encima, y vivimos acelerados, agobiados, inseguros o sordos. Anhelamos que te hagas más presente, que tu evangelio sea, al fin, buena noticia para tantos…
Soñamos que te hagas, una vez más, amigo, maestro, señor en nuestras vidas. Te esperamos porque tantas veces te intuimos y otras tantas te nos escapas. Enséñanos a no desesperar, a preguntar dónde estás, a seguirte buscando, siempre.



¿Soy consciente de comenzar un tiempo de espera?


¿Cómo busco a Dios en mi vida?





Toda nuestra vida es adviento (fragmentos)


Toda nuestra vida es "adviento":
Dios está viniendo.
Él viene en su Palabra,
en su Espíritu que nos da la fe,
en los sacramentos de la Iglesia,
en las luchas y alegrías de la vida,
en cada uno de nuestros hermanos,
sobre todo en los más pobres y sufridos.
Hay que saber esperar a Dios.
Hay que saber buscar a Dios.
Hay que saber descubrir a Dios.

Y mira que hay muchos que se cansan de esperar,
porque la vida se ha puesto muy dura
y los poderosos siempre aplastan al pueblo.
Y hay muchos que no saben buscar a Dios
día a día, en el trabajo, en casa, en la calle,
en la lucha por los derechos de todos,
en la oración, en la fiesta alegre de los hermanos unidos,
e incluso más allá de la muerte.

El maíz y el arroz están naciendo, hermosos.
Ha llegado el Adviento.
Luego llegará la Navidad.
Dios está llegando siempre.
Abramos los ojos de la fe,
abramos los brazos de la esperanza,
abramos el corazón del amor.

En ese Dios que siempre viene,
os abraza vuestro hermano.


(Pedro Casaldáliga)



2. DIOS A NOSOTROS


“Estaba durmiendo, mi corazón en vela, cuando oigo a mi amado que me llama” (Ct 5,2)

Pero tú también nos esperas, y nos llamas. En ocasiones es más difícil darse cuenta de esto. Que tú no fuerzas ni te impones, pero cuentas conmigo. No me arrebatas ni me exiges que viva a tu ritmo, pero sabes que mi corazón latirá de verdad si se acompasa a tu manera de amar. Esperas que me atreva a dar pasos. Que me arriesgue a apostar por ti y por mi prójimo. No te cansas de mis plantones ni mis rodeos, de mis reservas ni mis dudas. No desesperas, pese a mis traiciones. Confías en mí más que yo mismo. Quiero ponerme en marcha, otra vez… Sólo enséñame a dónde.


¿Soy consciente de que Dios espera mucho de mí?

¿Soy consciente de cómo Dios ve lo mejor de mi, muchas veces más que yo mismo?


SENTIR

Abre la puerta, no digas nada,
deja que entre el sol.
Deja de lado los contratiempos,
tanta fatalidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.

Abre tus alas al pensamiento
y déjate llevar;
vive y disfruta cada momento
con toda intensidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.

Sentir que aún queda tiempo
para intentarlo, para cambiar tu destino.
Y tú, que vives tan ajeno,
nunca ves más allá
de un duro y largo invierno.

Abre tus ojos a otras miradas
anchas como la mar.
Rompe silencios y barricadas,
cambia la realidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.

Sentir que aún queda tiempo
para intentarlo, para cambiar tu destino...

Abre la puerta, no digas nada...

Luz Casal

pastoralsj


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