El mismo día de la renuncia de Joseph Ratzinger, la curiosa coincidencia de la elección del nuevo patriarca de rito oriental que guiará a unos 50 millones de fieles
GIORGIO BERNARDELLIMILÁN
Un Papa que se va, un Patriarca que llega. Con una curiosa coincidencia temporal, justamente hoy, mientras los católicos de todo el mundo se despedían de Benedicto XVI, la Iglesia Ortodoxa de Etiopía eligió a su nuevo Patriarca: se trata de Mathías, de 71 años, que era el arzobispo etíope de Jerusalén. Guiará esta Iglesia oriental, que tiene alrededor de 50 millones de fieles, como sucesor de Paulos, que fue patriarca de 1991 hasta su muerte, en agosto del año pasado. La ceremonia de “coronación” del nuevo Patriarca Mathías será el próximo domingo en Addis Abeba.
La Iglesia ortodoxa de Etiopía es una comunidad cristiana muy antigua, pues la tradición indica que surgió en la época de los apóstoles. El testimonio más conocido de su larga historia son las célebres Iglesias rupestres de Lalibela, población en el altiplano de Etiopía conocida como “la Jerusalén” etíope y reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
A pesar de esta tradición secular, Mathías será sólo el sexto Patriarca etíope: hasta hace poco más de 50 años, aún teniendo una identidad propia y una liturgia peculiar (el ge’ez, antepasado del actual amhárico), esta Iglesia estaba vinculada al patriarcado de los coptos de Alejandría (Egipto). El Papa copto Cirilo VI en 1959 reconoció la autonomía de los etíopes y nombró a Basilios como primer patriarca.
Es interesante señalar que el título de arzobispo de Jerusalén no es una casualidad: el cristianismo de Etiopía ha mantenido un fuerte vínculo con la que, según todos los cristianos, es la Iglesia madre. Sus religiosos viven en un monasterio cerca de la Basílica del Santo Sepulcro y son una de las comunidades que, con sus férreas reglas del “Status quo”, garantizan el derecho de celebrar los propios ritos en el lugar en el que murió y resuscitó Jesús.
Vatican Insider
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