Al adentrarnos en la Semana Santa salta a primer plano la intensidad del evangelio. Seguirte tiene consecuencias, no es fácil. En el horizonte aparece la cruz. Y, sin embargo, o quizás por ello, es más necesario hoy que nunca creer de verdad que el evangelio merece la pena. No temer la bondad. No asustarse de poner toda la ternura en juego, es una buena propuesta. Es tu propuesta, para nuestra vida, hoy, aquí y ahora.
NO TENGAIS MIEDO A LA BONDAD Y LA TERNURA - NO TENGAIS MIEDO A LA BONDAD
«Por el contrario, el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad» (Gal 5,22)
¿Por qué habría de asustarme la bondad? ¿Por aquello que dicen muchos de que ser bueno es ser tomado por tonto? Tal vez del bueno se aprovechen los malos, los egoístas, los injustos. Pero prefiero fiarme, y elegir el camino del bien. El camino que me conduce a los otros y a Ti. Bondad es querer el bien de los otros (Benevolencia); Bondad es hablar con justicia, con verdad, con empatía, de los otros (Bendición); es desear la felicidad en los espacios donde esa felicidad es más necesaria, más urgente y más debida (Bienaventuranza). Aquí están mis manos, mi corazón, mi vida, para ser artífice de la bondad. Hoy, aquí y ahora, en mi casa, con mi familia, en clase, en distintos momentos y lugares…
¿Dónde hay bondad en tu vida, día a día?
EXISTIMOS DESDE EL ILIMITADO
Nos imponen límites
y nos empequeñecemos,
pero vivimos en comunión
con el Ilimitado.
Dudamos de nosotros
y nos devaluamos,
pero vamos bajo la mirada
de la Bondad.
Nos dividimos
nos enfrentamos,
pero todos recibimos la vida
desde la Unidad.
Nos clasificamos
en perfectos y deformes,
pero todos somos habitados
por la Belleza.
Tememos nuestra oscuridad
nos escondemos,
pero somos iluminados
por la Verdad.
¿Quién puede
poner límite
al amor de Dios
por nosotros?
¿Quién puede
ponernos límites
si sólo podemos ser
en el amor de Dios?
Benjamín González Buelta sj
NO TENGAIS MIEDO A LA BONDAD Y LA TERNURA - NO TENGÁIS MIEDO A LA TERNURA
«Si algo puede una exhortación en nombre del Mesías, o un consuelo afectuoso, o un espíritu solidario, o la ternura del cariño, colmad mi alegría sintiendo lo mismo, con amor mutuo, concordia y buscando lo mismo.» (Flp 2,1-3)
¿Es la ternura un límite? ¿Es bajar la guardia y mostrarme vulnerable? Puede ser. Tal vez en nuestro mundo sea más prudente aislarse tras un muro de indiferencia, de frialdad, de distancia. Pero, en el evangelio, me invitas a aprender de Ti, Señor… Y te veo tocando a los heridos, acariciando a los leprosos, levantando del suelo a los caídos, riéndote en la mesa, rodeado de gente cercana. Te veo pasar el hombro por el brazo del amigo, consolar al que llora. Te veo mirando a la gente a los ojos y adivinándoles las heridas de dentro. Y entonces quiero ser como tú, Señor. Quiero abrir los brazos y la entraña, para hacer de mi vida un espacio de encuentro, de mis ojos un faro en la noche, de mi palabra un canto en la tormenta.
¿Dónde hay ternura en tu vida, día a día?
HASTA LA ÚLTIMA GOTA
¿Cuánto poner en juego?
Ni mucho ni poco… todo.
Menos que eso no basta.
Toda la ternura que uno pueda
sembrar en los gestos .
Todo el valor
para volcarlo en los pasos.
Toda la verdad
para plasmarla en versos.
Todo el furor
para mostrarlo en la brega
contra lo injusto,
contra lo hueco.
El corazón entero en la búsqueda
y la urgencia toda tras tus huellas.
La compasión no puede
partirse en migajas,
ni la fe se puede celebrar a ratos.
Te estreme
ce del todo el dolor
del hermano, o no basta.
No cabe en el amor el cálculo
o la estrategia, sino un salto al vacío
radical, definitivo, tras tus huellas,
en tu nombre. A tu modo.
O no es Amor
José María R. Olaizola sj
¿Cuánto poner en juego?
Ni mucho ni poco… todo.
Menos que eso no basta.
Toda la ternura que uno pueda
sembrar en los gestos .
Todo el valor
para volcarlo en los pasos.
Toda la verdad
para plasmarla en versos.
Todo el furor
para mostrarlo en la brega
contra lo injusto,
contra lo hueco.
El corazón entero en la búsqueda
y la urgencia toda tras tus huellas.
La compasión no puede
partirse en migajas,
ni la fe se puede celebrar a ratos.
Te estreme
ce del todo el dolor
del hermano, o no basta.
No cabe en el amor el cálculo
o la estrategia, sino un salto al vacío
radical, definitivo, tras tus huellas,
en tu nombre. A tu modo.
O no es Amor
José María R. Olaizola sj
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