Friday, March 29, 2013

Aquellos días de Francisco en San Miguel


Con sus compañeros jesuitas, en 1976. Víctor Zorzin, ...



El enseñaba con su ejemplo, era muy sencillo, humilde, cálido y respetuoso. Siempre atendía muy amablemente a todos los que lo necesitaban, sin importar quiénes eran ni de dónde venían", coinciden emocionados el Padre Juan Berli, el Hermano Mario Rausch y el docente Eduardo De Winner cuando recuerdan el paso del actual Papa Francisco por el Colegio jesuita Máximo San José. Ellos tuvieron la oportunidad de conocerlo hace muchos años, en Ciudad Santa María, donde Jorge Bergoglio cumplió diversas funciones. Allí, compartieron con él grandes momentos e inolvidables anécdotas.
El Papa Francisco ingresó al Colegio Máximo en 1961, cuando tenía 25 años, para estudiar filosofía y teología. Obtuvo su título en ambas disciplinas al mismo tiempo que era ordenado sacerdote en la institución jesuita. Durante dos años dictó teología pastoral en el Colegio. A sus 37 años, fue nombrado Prepósito Provincial de la Compañía de Jesús, el máximo rango de la orden jesuita, y seis años más tarde asumió su cargo como rector.
Las vidas de Jorge Bergoglio y Mario Rausch se cruzaron en 1977, cuando el actual Papa era Provincial del Colegio y el Hermano Rausch ingresaba al noviciado. "Fue mi Provincial y luego mi rector, además del formador de mi corazón", asegura Rausch, quien conoce a Jorge Bergoglio desde hace 35 años. Lo describe como una persona "muy sencilla, muy cercana, directa, respetuosa, muy espiritual y de mucha chispa". Emocionado, cuenta que el primer Papa latinoamericano iba los domingos, después de misa, a la cocina del Colegio para colaborar en lo que hiciera falta. "Hicimos un viaje junto con él y varios estudiantes a Santa Fé, y después me acompañó a Entre Ríos a ver a mi familia. Fue un gesto muy noble, muy atento", recuerda. El miércoles 13, mientras estaba frente al televisor esperando la señal del humo blanco, tuvo la intuición de que su amigo Bergoglio sería el elegido. Y su presentimiento no falló. "Es un cambio muy grande que implica cercanía y simpleza", resume Rausch.
Como dice el refrán, "uno cosecha lo que siembra". Y según relatan quienes lo conocían y compartieron cosas con él, en el caso del Sumo Pontífice fue así.
El Padre Juan Berli, actual Rector de la institución, se refiere a él con muchísimo afecto y respeto. Lo siente, al igual que sus compañeros, como un ejemplo a seguir. Lo conoció hace 28 años y, dice, aún sigue siendo la misma persona "sencilla, reservada y servicial" que era entonces. "Cuando venía de visita a la institución, se iba a lavar los platos", recuerda. Según cuenta, el ex Cardenal siempre fue un fiel devoto de San José y San Francisco de Asís, de quien tomó su actual nombre. "Antes, en el Colegio había una imprenta donde Bergoglio imprimía estampitas de ellos y las regalaba", afirma. Y explica: "Jesús fue quien le pidió a San Francisco que reconstruyera la Iglesia".
Eduardo De Winne conoció a Bergoglio –a quien describe como "muy cálido y exigente"– en su paso por el Colegio. "Cuando nadie lo veía, iba y le daba de comer a los chanchos", recuerda.
Ahora que una nueva etapa comienza, ellos tienen sus ojos en el Vaticano, desde donde creen que su compañero cambiará la historia. "Va a darle un vuelco a la Iglesia y ventilará el mensaje de amor de Jesús con la sencillez que lo caracteriza. Tiene mucha energía, lucidez e inteligencia", aseguran.
Clarín

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