Sunday, March 31, 2013

Iniciando la tarde con este pensamiento de Monseñor Oscar Romero en Pascua de Resurrección


EL MUNDO, DESTINATARIO DE LA PASCUA
La Iglesia no vive para sí. Su razón de ser es la misma de Jesús: un servicio a Dios para salvar al mundo. Así lo proclamó el Concilio Vaticano IIal escribir sobre la misión de la Iglesia en el mundo actual: “Por solidaridad, respeto y amor a toda la familia humana, el Concilio quiere dialogar con ella acerca de todos los problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador” (G. 5. 3)...

...Una misión religiosa y humana.
Estas legítimas aspiraciones de nuestro pueblo que, hoy aquí, se vuelve a nuestra propia Iglesia, como un reto o, mejor, como una interpelación evangélica, por una parte; mientras, por otra parte, una mayor conciencia que la Iglesia va tomando de su propia misión, para no rehuír esta interpelación si no para tener la sabiduría y la fortaleza para decir la palabra y tomar la actitud que Cristo le exige en estas complicadas circunstancias, caracteriza esta hora difícil. “Hora —diría el Cardenal Pironio— de cruz y de esperanza, de posibilidades y riesgos, de responsabilidad y compromiso” (Escritos pastorales, Pág. 206); hora, sobre todo, de mucha oración y contemplación para interpretar, desde el mismo corazón de Dios, estas señales de nuestro tiempo para saber prestar el servicio que como Iglesia debemos a estos justos anhelos de nuestros hermanos...

...Servicio que exige una conversión.
Un servicio de la Iglesia de la pascua a las necesidades de nuestro pueblo, debe comenzar, como dijeron los Obispos en Medellín, “por un afán de conversión. Hemos visto que nuestro compromiso más urgente es purificarnos en el espíritu del Evangelio todos los miembros e instituciones de la Iglesia Católica” (Mensaje a los pueblos de A. L.).

...Queridos hermanos y amigos. Juntos hemos vivido una Cuaresma de vía crucis y viernes santos que florece en esta hora luminosa y esperanzadora de la Pascua de Resurrección. Los que, como Obispos, sacerdotes,religiosos, religiosas y laicos, sentimos la conciencia de ser Iglesia, depositaria de las fuerzas de salvación de los hombres en Cristo, comprendemos también el reto y los riesgos que esta hora difícil nos lanza. Es el reto de una esperanza del mundo puesta en nuestra Iglesia. Seamos dignos de esta hora y sepamos dar razón de esa esperanza con nuestro testimonio de unidad, de comunión, de autenticidad cristiana y de un trabajo pastoral que, salvando con nitidez la supremacía de la misión religiosa de la Iglesia y de la salvación en Jesucristo, tenga también muy en cuenta las dimensiones humanas del mensaje evangélico y las exigencias históricas delo religioso y eterno...

De la Primera Carta Pastoral de Monseñor Oscar Romero: Iglesia de la Pascua, el 10 de abril de 1977


















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