Francisco invita a Santa Marta a las víctimas más conocidas para pedirles perdón, escuchar su historia y tomar decisiones
“El Papa provocará un terremoto en la iglesia chilena”.
“Esto es una victoria de todas las víctimas de abusos en el mundo”.
Juan Carlos Cruz, un periodista chileno que vive en Filadelfia y trabaja para una multinacional de comunicación, lleva años contando la misma historia. Una y otra vez explica a todos cómo lo violaba el padre Fernando Karadima, un cura de la élite chilena, y cómo presenciaba y toleraba esos abusos monseñor Juan Barros, hoy obispo de Osorno. Muchos le creyeron, pero no el más importante. El Papa le desmintió abiertamente en enero ante los ojos de todo el planeta: “El día que me traigan una sola prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. Todo es calumnia”, dijo durante su viaje a Chile. Cruz reaccionó indignado. “Como si uno hubiese podido sacarse una selfie mientras Karadima me abusaba”.
El Papa no quiso reunirse en Chile con Cruz y otras dos víctimas de Karadima, Andrés Murillo y James Hamilton, y esta tensión con ellos arruinó el viaje a Chile, tal vez el más polémico de su mandato. Pero tres meses después, tras leer un informe demoledor de sus enviados, Francisco ha dado un giro de 180 grados: ha pedido perdón a estas tres víctimas y les ha invitado a Santa Marta, a pasar un fin de semana con él, el 28 de abril. “Se ha despejado la agenda”, explica Cruz desde Filaldelfia, donde vive en una nube desde que le llamaron en nombre del Papa para anunciarle el cambio radical de posición. Y ahora confía en que Francisco tomará medidas y renovará por completo la iglesia chilena.
Pregunta. ¿Les han invitado al Vaticano a explicar su caso?
Respuesta. Sí, estamos en contacto permanente con el Papa aunque no hemos hablado con él directamente, lo hacemos a través de sus enviados, sobre todo de monseñor Bertomeu [el sacerdote español enviado a Chile con Charles Scicluna para hacer un informe sobre los abusos] y nos ha invitado a los tres al Vaticano, sin condiciones, nos dijeron que las pusiéramos nosotros. Nos han ofrecido quedarnos en Santa Marta y reunirnos con él personalmente, quiere pasar toda la tarde del domingo conmigo, estamos impactados. Les dijimos que no queríamos que fuera algo de relaciones públicas y no, quiere conversar sinceramente con nosotros, con calma.
P. ¿Están satisfechos?
R. Estoy contento porque el informe de Scicluna es lapidario, también monseñor Bertomeu es extraordinario. Le mostraron al Papa la verdad. Esto no es una victoria nuestra, es de tantas víctimas en todo el mundo que no tienen la oportunidad de que los oigan como nosotros. Esto es un gran paso adelante para que a partir de ahora a las víctimas se las crea y se las respete.
P. ¿Cree que el giro del Papa es sincero?
R. Yo le creo al Papa, pero quiero conversar con él porque es increíble que el hombre más informado del mundo no esté informado de lo que pasa en su Iglesia. Creo que el cardenal Errazuriz (muy influyente en la iglesia chilena) tiene unas grandes redes de desinformación y maldad, y el nuncio también. Son muy maquiavélicos, han logrado hacer mucha maldad y han desinformado al Papa.
P. ¿Cree que el Papa cambiará la iglesia chilena?
R. Él nos ha pedido que vayamos a Roma antes de los obispos y nos han dicho que se van a tomar medidas. Creo que va a venir un terremoto en la Iglesia chilena y varios obispos van a salir, no solo Barros. Me alegro, porque así el caso de Chile va a servir como ejemplo para el mundo. Hay un cambio muy claro, ahora estoy pensando cómo voy a hablar con el Papa, como se lo voy a explicar. Le voy a contar el horror que viví con los abusos y después como lo ocultó la Iglesia chilena. A mí no me lo han contado, yo lo viví, Barros estaba a mi lado cuando Karadima me tocaba, me besaba. Aún no me he podido perdonar a mí mismo por no haber sido capaz de impedir que me abusara. Yo tenía 15 años y había perdido a mi padre. Pero sigo siendo creyente. Estoy bastante agradecido al Papa, espero que algo resulte de esto.
P. ¿Cómo han vivido este cambio?
R. Para nosotros es como raro, estamos acostumbrados a que la Iglesia nos dé golpes, nunca nos escucharon. Ahora es distinto y quiero darle una oportunidad, ver qué sale de esto. No quiero desaprovechar esta oportunidad no por nosotros, sino por todos los niños que han sufrido y sufren abusos a manos de curas y de otros en todo el mundo.
P. ¿Han hablado con la Iglesia chilena o con Barros?
R. No, claro que no. No queremos hablar con Barros ni con nadie, ellos no se dan cuenta de que les viene un terremoto. Lo estamos esperando y nos alegraremos mucho.
El País
No comments:
Post a Comment