Flor silvestre entre puentes. Foto de la autora.
Hace una semana nos llamaron para participar en unas jornadas de formación de la Cáritas Arciprestal de Mérida para tratar el sugerente tema de posibles “respuestas nuevas ante pobrezas nuevas”. Fue el momento de mirar atrás y reflexionar para transmitir mejor la experiencia FIDES Banca Ética y, de repente, me di cuenta de que estábamos a punto de cumplir cuatro años.
Cuatro años desde que quince amigos, en plena crisis financiera (algunos de ellos empleados de banca), se pusieron a soñar con unas finanzas y una economía con las personas en el centro. Y decidieron ponerse en marcha con una pequeña asociación de finanzas solidarias, creada a la imagen y con el apoyo de otras dos asociaciones que ya existían en Extremadura.
Recuerdo que nuestro jesuita, Jaime Peñaranda, dijo a nuestros hijos: “vuestros padres están locos, ¡qué suerte!”. Y así, en medio de la alegría que dan los sueños compartidos, comenzamos a caminar. Pusimos un dinerillo en común para dar ayudas reintegrables y sin interés a los que se habían quedado sin acceso al sistema financiero. Al poco tiempo comenzaron a unirse más y más socios, y empezaron a llegar también las solicitudes de ayudas a través de nuestros socios, de Cáritas, de la Delegación de Migraciones de la Diócesis, de Acción contra el Hambre, incluso de los Puntos de Acompañamiento Empresarial de la Junta de Extremadura.
A día de hoy contamos con 62 socios y 30.000 euros de fondos, y hemos concedido 37 ayudas por un total de 47.000 euros con el aval de la confianza y la cercanía a las personas. 19 proyectos han devuelto la ayuda completamente, con lo que volvemos a tener fondos disponibles para seguir ayudando y sembrando esperanza entre los que se acercan. Porque sabemos que es nuestra misión última, crear lazos y tratar de acompañar a los que nos necesiten, integrándolos muchas veces en otras redes de apoyomás amplias que les hacen pensar que no están solos.
Es cierto que nuestras cifras son ínfimas, pero en nuestras sucesivas reflexiones y discernimientos vamos llegando a la conclusión de que las cifras son lo de menos, lo de más es llegar a vivir que el dinero puede ser un medio de relación entre personas, no un fin en sí mismo; que puede actuar como elemento transformador de la realidad; que el excedente de dinero no tiene como único destino invertirlo para ganar más, también puede ayudar a otras personas a salir adelante, y si perdemos algo en el camino, buena es la rentabilidad de haber transmitido esperanza, de habernos desapegado un poco de su aparente seguridad. Porque allí donde está nuestro tesoro, está también nuestro corazón, y esta frase sobrevuela todos nuestros análisis financieros.
Somos conscientes de que todo esto suena extraño, de que ninguna persona en su “sano juicio económico” puede pensar en generalizar este modelo de riesgo tan elevado y rentabilidad inexistente. Pero igual de descabellada debería parecernos la actual financiarización de la economía, la tremenda brecha entre economía financiera y economía real, la desregulación y falta de supervisión y controles a nivel internacional, el riesgo de contagio mundial de la volatilidad, la imposible complejidad de muchos productos financieros que es un riesgo en sí misma, la creciente concentración del negocio en cada vez menos entidades, la desaparición en España de la banca social, la obsesión por el tamaño de los bancos y el incremento del apetito al riesgo por lo del “too big to fail” (demasiado grande para quebrar), que les da la seguridad de que ahí estarán los estados y los sufridos contribuyentes para rescatarles si hace falta.
Nos unimos con este pensamiento al de Papa Francisco, que ya nos dijo en su encíclica Laudato Si´ que “la salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que solo podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación. La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de la actividad financiera especulativa de la riqueza ficticia. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo.” (LS 189).
Eso es precisamente lo que pretendemos desde nuestra pequeñez: repensar los criterios obsoletos. Porque si la economía y las finanzas son inventos del hombre, como lo fue la rueda, no es imposible ponerlas a su servicio, al servicio de la transformación de la realidad en otra más humana, en la que todos nos sintamos responsables de todos, conscientes de nuestra idéntica dignidad.
Lo mejor es que en el camino hemos visto que nuestra pequeñez va adquiriendo la fuerza de muchas pequeñeces que van encontrándose.Así nos ha ocurrido con las otras dos asociaciones de Badajoz, a las que se ha sumado este mismo mes de abril la recién nacida Caja Social Ezequiel Fernández, en Los Santos de Maimona. O con FIARE Banca Ética, de la que FIDES es socia. Y con REFAS, la red española de entidades de finanzas alternativas y solidarias que creamos en 2015 con 13 asociaciones más de toda España y muchos simpatizantes, y en cuyo crecimiento seguimos trabajando.
Todo esto nos anima a seguir adelante y a compartirlo con vosotros, para que siga creciendo nuestro sueño de poner a las personas en el centro, para que otros se animen a fundar su asociación de finanzas solidarias, para que el dinero deje de ser un fin en sí mismo, para que todos comencemos a creer que otro mundo es posible.
entreParéntesis
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