Thursday, July 12, 2007

Lugo, el favorito de los pobres

el ex-obispo paraguayo encabeza las listas de intención de voto

Un dirigente carismático bautizado "el obispo de los pobres" aparece inicialmente como favorito para sentar un precedente histórico como el primer obispo católico en ser elegido presidente de un país.

Al Vaticano esta perspectiva no le hace ninguna gracia, y no es el único: la candidatura de Fernando Lugo no solamente desafía la estricta prohibición de la Iglesia de que los clérigos se postulen para cargos políticos electivos, sino que plantea un desafío a las elites dominantes del Paraguay, un país en que los pobres, que constituyen la vasta mayoría, se sienten defraudados luego de 60 años de ininterrumpida hegemonía del Partido Colorado del actual presidente Nicanor Duarte.

Cuando falta casi un año para la elección presidencial de abril de 2008, las encuestas indican que Lugo cuenta con un 40% de intenciones de voto, diez puntos más que su rival más próximo.
Miles de paraguayos se vuelcan a sus actos públicos, llegando a menudo en carros tirados por caballos, al grito de "¡Lugo, sí!" cuando él promete poner fin al régimen unipartidista.

Como muchos de sus compatriotas, Lugo culpa a los colorados por la deficiente situación económica, la escandalosa corrupción y políticas que favorecen a los pocos privilegiados en esta nación campesina y mediterránea enclavada en el corazón de América del Sur.
"Creo que el partido oficialista es el responsable de la pobreza, la corrupción y la deshonestidad imperantes en este país", comenta Lugo, mientras acaricia su barba entrecana durante una entrevista concedida en el domicilio de su hermano. "Necesitamos un país que sea más justo y equitativo".

Lugo, que renunció a su cargo de obispo en diciembre para eludir la prohibición constitucional de que los clérigos se postulen a cargos electivos, considera que la política es el arma adecuada para resolver los problemas de sus feligreses en la región de San Pedro, donde desarrolló su ministerio durante 11 años atendiendo a campesinos empobrecidos y hambrientos, que cultivan soja y algodón en las tierras de ricos terratenientes.

"Allí hicimos todo lo posible por rescatar a la gente de la pobreza y la miseria", declara.
Lugo utilizó el púlpito para exhortar a los pobres a que se ayudaran a sí mismos. Hasta ahora no precisó qué hará si llega a la presidencia, pero sostiene haber percibido en sus recientes giras que la gente exige reforma agraria, producción industrial y más puestos de trabajo.

Y en un viaje a Washington, insistió en que no se parece en absoluto al presidente venezolano Hugo Chávez.
"Chávez es un militar y yo tengo formación religiosa", dijo Lugo a la prensa. "Mi candidatura ha surgido a pedido del pueblo, nació de manera distinta que la de Hugo Chávez".

Las aspiraciones presidenciales de Lugo obtuvieron un fuerte impulso cuando acordó el mes pasado que su compañero de fórmula sería del Partido Liberal Radical Auténtico, principal de oposición desde hace décadas y capaz de financiar y organizar una campaña nacional.

Partidos menores de la oposición no han dicho si apoyarán a Lugo, cuya candidatura podría naufragar en las cortes. Duarte tiene plazo hasta el 28 de noviembre para presentar una demanda judicial en ese sentido, pero ha criticado reiteradamente a Lugo al tiempo que ha expresado apoyo a la ex ministra de Educación Blanca Ovelar como candidata de los colorados.

"Esa candidatura es inconstitucional", sostiene Duarte, a quien la Constitución impide presentarse a la reelección. "Lugo es un integrante del clero que no sabe si es o no obispo".
Lugo sostiene que semejantes declaraciones revelan los temores del "establishment" político.
"Si yo no obtuviera en las encuestas más del dos o tres por ciento, nadie se preocuparía por mi candidatura", dice Lugo. "Creo que el Partido Colorado, ansioso de conservar el poder, recurrirá a cualquier argumento para impedir mi candidatura".

El Vaticano se ha negado a aceptar la renuncia de Lugo a su condición de obispo, al sostener que el episcopado es "vitalicio". El titular de la Conferencia Episcopal Paraguaya advirtió que podría ser excomulgado si no desiste de su campaña electoral.

El Vaticano ha sido todavía más implacable contra Jean-Bertrand Aristide, primer presidente de Haití elegido democráticamente, un sacerdote de ideas izquierdistas que adhiere a la Teología de la Liberación, que fue expulsado de su Orden Salesiana por propugnar la lucha de clases.
Cuando los militares desalojaron del poder a Aristide en 1991, el Vaticano fue el único estado extranjero que reconoció al régimen de facto haitiano.
En 1983 el Papa Juan Pablo II, no bien aterrizó en Managua, levantó su índice acusador ante un sacerdote jesuita designado ministro de cultura por el gobierno izquierdista entonces en el poder en Nicaragua.

Thomas Reese, del Centro Teológico Woodstock de la Universidad de Georgetown, en los Estados Unidos, sostiene que la Iglesia católica debe estar preocupada por el desarrollo de estas tendencias contestatarias en su seno.
"Tan sólo el procurar un cargo gubernamental le crea problemas al Vaticano, para no hablar de ser candidato presidencial", sostiene. "Esto está muy lejos de los límites que el Vaticano fija para los clérigos. Desde el punto de vista sacramental, una vez ordenado será siempre sacerdote".
El 3 de mayo el papa Benedicto XVI inauguró en Brasil una conferencia de obispos latinoamericanos y del Caribe y advirtió que "la tarea política no es de competencia inmediata de la Iglesia".

Benedicto se opone vigorosamente a la teología de la liberación, un movimiento católico todavía fuerte en América Latina, según el cual la misión principal del cristianismo es liberar a los pobres de la opresión.

Lugo sostiene que la Teología de la Liberación es solamente uno de los ingredientes de su pensamiento. Recordó que anteriores papas han considerado a la política ejercida responsablemente como "una actividad justa y saludable".
"Yo he renunciado, libremente y en plena conciencia, a mi ministerio sacerdotal. Lo que yo decidí libremente no puede ser juzgado por terceros", sostiene.

Decenas de grupos campesinos, agrarios, indígenas y de izquierda lo apoyan, pero Lugo se resiste a encuadrarse ideológicamente, al manifestar, por ejemplo, que apoya un capitalismo "socialmente responsable".

"Yo no soy de izquierda ni de derecha. Estoy ubicado en el centro, como candidato requerido por mucha gente", sostiene.

El analista político paraguayo Alcibíades González Devalle considera a Lugo como un dirigente de centroizquierda moderada, más motivado por el pragmatismo que por ideologías.
"Hay gente de izquierda que lo rodea, pero él no les presta demasiada atención", sostiene González. "Lugo ha vivido en una zona muy empobrecida, donde se desencadenaron muchas situaciones penosas, que le causaron honda impresión".

Pero los críticos de Lugo piensan de manera diferente.

Alberto Soljancic, presidente de la poderosa Sociedad Rural del Paraguay, cree que la prédica de Lugo a los campesinos pobres los impulsó a ocupar tierras, aunque no responsabiliza directamente al ex obispo.

El dirigente ruralista también cuestionó la decisión de Lugo de visitar Cuba, después de lanzar su candidatura. "Uno puede visitar muchos países, pero ¿por qué Cuba?", se preguntó.
Lugo ha viajado a la Argentina, Estados Unidos y España para darse a conocer, reunirse con paraguayos en el extranjero y obtener fondos. Mientras tanto, muchos paraguayos pobres dicen que un sacerdote es lo que se necesita para gobernar el país.

"Queremos un cambio", sostiene Miriam Aquino, que gana unos diez dólares diarios vendiendo ropa en la calle. "Cada presidente que llega al poder promete muchas cosas y después no hace nada. Hay corrupción y estamos hartos. Con Lugo, tenemos esperanza".

Fuente: El Periodista Digital

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