Thursday, July 17, 2008

JMJ SYDNEY - Desde el cenáculo de Sídney (11) por Jesús de las Heras Mue


CATEQUESIS EN LA OPERA HOUSE DE SÍDNEY


Sídney es el mar, es la city, es la modernidad, es la principal ciudad de Australia, es la capital de Nueva Gales del Sur, es memoria de la primera colonial penal establecida en la isla por Gran Bretaña en 1788, es la ciudad de los Juegos Olímpicos del año 2000, es la ya la sede de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud. Pero es, ante todo y sobre todo, la ciudad de la Opera House, su edificio más hermoso y emblemático, aunque no siempre fue así…
Y es que su gestación y nacimiento fueron largos, complicados, costosos y polémicos. Tardó catorce años en construcción: entre 1959 y 1973. La obra fue diseñada por el arquitecto danés Jorn Utzom, tras resultar vencedor su proyecto en el correspondiente concurso. Pero tanta y tan grande fue la polémica que en 1967 dimitió del encargo de realizar las obras. Los precios se disparaban, las dificultades técnicas se incrementaban y las críticas por su diseño vanguardista y por interés políticos arreciaban sin piedad. Hoy día, sin embargo, nada sería igual en Sídney sin su Opera House, sin su velero de mares de cultura y de música enclavado al pie de la bahía, bagel de ensueños, buque varado, tiburón en reposo, embarcación cubierta de escamas y siempre abierta y en movimiento, síntesis y signo de la libertad y del espíritu de aventura de esta ciudad portuaria, austral, exótica y cosmopolita.

Opera House de Sídney es un edificio de edificios, un auditorio de auditorios, un teatro de teatros. Cuenta con cinco grandes salas de danza, teatro, ópera, conciertos sinfónicos y otras manifestaciones culturales. Su acústica es privilegiada, como lo son sus vistas y panorámicas sobre el mar. Restaurantes, bares y un laberinto de rincones entre bastidores completan los espacios del edificio. Sus techos están cubiertos por más de un millón de azulejos suecos y la base y terrazas de piedra están hechas siguiendo el modelo de los grades templos mayas y aztecas de México. Dicho queda: es el símbolo diurno y nocturno de la ciudad junto al puente –Sydney Harbour Bridge, también llamado “The Coathanger” por su forma de percha-, ambas edificaciones muy próximas, tan hermosas y tan complementarias.
Y en la Opera House de Sídney, en una de sus cinc grandes salas, esta mañana -entre las 9,30 y las 12,30 horas- ha habido una catequesis. La ha pronunciado el cardenal Antonio Cañizares Llovera, primado de España y arzobispo de Toledo. Cristo y la Iglesia, los grandes dones del Espíritu Santo ha sido su tema.

¿Cómo son las catequesis de las JMJ?

La catequesis de esta mañana comenzaba a las 9,30 horas. Durante media hora larga el grupo de animación –el Grupo Juvenil Internacional Scalabriniano (La Congregación de San Carlos Borromeo, más conocida como Scalabrinianos, fue fundada en Italia a finales del siglo XIX por el sacerdote San Juan Bautista Scalabrini, con carisma y dedicación en la pastoral de migraciones)- fue presentado el acto, “calentando motores” mediante canciones, danzas, representaciones y otros gestos.

Pasadas las 10 de la mañana monseñor Cañizares tomó la palabra y, entre aplausos, fue desarrollando el tema indicado. Fue una catequesis sentida y apasionada sobre el amor a la Iglesia como exigencia del amor a Jesucristo. Ambas realidades están inseparablemente unidas, son un binomio, fruto y don del Espíritu Santo.


“La Iglesia es lo mejor que nos ha ocurrido en nuestra vida

“Jesucristo es lo más importante que le sucedido a la humanidad”. No existe la dicotomía “Cristo, sí; Iglesia, no”. La Iglesia está fundada sobre la piedra angular que es Jesucristo, no sobre nuestros gustos y modas, no sobre las opiniones de los teólogos. La Iglesia nos muestra y nos sirve al Cristo total: El como cabeza y la Iglesia como cuerpo. “La Iglesia –afirmó y reiteró varias veces el cardenal primado- es lo mejor que nos ha ocurrido en nuestra vida; es lo mejor que me ha ocurrido a mi”.

Desde estos principios, monseñor Cañizares llamó a los jóvenes a sentir y a vivir el gozo de formar parte de la Iglesia a vivir en su comunión. El apóstol San Pablo, San Agustín, Santa Teresita de Lisieux y Juan Pablo II fueron algunos de los autores citados en su catequesis. Sus referencias al Papa Juan Pablo II fueron coreadas y aplaudidas con entusiasmo por los jóvenes.
Tras algo más de hora y media, hubo un nuevo descanso musical y durante otra media hora llegó el turno de preguntas y de respuestas. Hubo seis preguntas, formuladas por jóvenes de Colombia (dos), Venezuela –con alusiones a la situación política en este país-, México, Brasil y España (concretamente de San Sebastián).

Pasadas las 11,30 horas comenzó la Eucaristía. Presidida por el cardenal Cañizares, concelebraron otros dos obispos –el diocesano de Getafe y su auxiliar- y una veintena de sacerdotes. Participaban más de trescientos jóvenes procedentes de España (San Sebastián, Huesca, Toledo, Navarra…), Perú, Colombia, República Dominicana, El Salvador, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Chile, Puerto Rico, Cuba, Venezuela y México.

A las 12,30 horas tenía lugar la comida en un pequeño anfiteatro, en el exterior de la Opera House, junto al muelle de la bahía Jackson, que se preparaba ya la recepción del Papa Benedicto XVI.


No solo Plácido Domingo o Zubin Meta..¡!

Las orquestas de música, los grandes directores, intérpretes y solistas tienen a gala ser llamados a actuar en el Opera House, que, por cierto, prepara estos días La Misa Solemnis de Beethoven, concierto especial de la tarde de este domingo 20 de julio con ocasión de la visita papal.

Pues no solo los músicos actúan e intervienen en Opera House. No solo surge y resuena música y de la mejor en sus salas de conciertos. También la Palabra de Dios. Y su auditorio no son apasionados, refinados y cultos melómanos. Son también jóvenes sencillos de todo el mundo, que estos días están haciendo de unos los más bellos edificios de la tierra un vanguardista, sugerente y esperanzador cenáculo
Ecclesia Digital

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