30 de julio
Jueves XVII
Salmo 83 Qué deseables son tus moradas, Señor
Prácticamente termino este curso de comentarios, de pedirte que me digas una palabra para quedar sano, con este salmo lleno de deseos. Deseables tus moradas, Señor, la tienda que has puesto entre nosotros, tu cuerpo. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor. Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. Y esta imagen, Señor adquiere toda su fuerza. Danzo por Ti, Señor, Dios vivo, con todo mi ser. Y Tú me haces danza en el deseo.
Luis Fernando Crespo SM
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