Buenos Aires (Patricio Downes / Religión Digital).- El responsable de Educación del Episcopado Argentino, monseñor Héctor Aguer, atacó el plan de educación sexual para las escuelas, del gobierno de Cristina Kirchner. Es una "imposición totalitaria" de dogmas ateos, dijo.
Adversario declarado del matrimonio presidencial, Aguer es arzobispo de La Plata, capital de Buenos Aires la mayor y más rica provincia argentina. Además, preside la Comisión Episcopal de Educación Católica y es miembro del Pontificio Consejo para la Cultura.
En una declaración del organismo episcopal, el arzobispo del sector más conservador del Episcopado local, señaló que el manual "Material de formación de Formadores en educación sexual y prevención del VIH/sida", que difunde el Ministerio de Educación, tiene una visión "reduccionista", "constructivista" y "neomarxista" de la sexualidad.
"La tan mentada neutralidad religiosa del Estado en el ámbito educativo, el célebre laicismo escolar, no es compatible con la imposición de una dogmática constructivista y atea que resulta una especie de religión secular, ajena a la tradición nacional y a los sentimientos cristianos de la mayoría de nuestro pueblo", sostuvo Aguer.
El arzobispo platense ya viene de una polémica similar con las autoridades educativas de su provincia y hace poco atacó con crudeza al cardenal Carlo María Martini, por su abierta posición en favor de los separados que han vuelto a formar una familia y desean comulgar, entre otros temas.
El responsable de la Iglesia local para la Educación sostuvo que "es la desconstrucción de una concepción de la sexualidad de acuerdo al orden natural y a la tradición cristiana".
Tras considerar que el texto ministerial apunta a "descalificar" la educación en el amor, que desde hace años se imparte en las escuelas confesionales, reiteró que "por su tenor parece otra imposición totalitaria del Estado, ya que en ninguna de sus propuestas toma en cuenta la libertad de conciencia, tanto de los alumnos como de sus padres, garantizada por la Constitución y la misma Ley de Educación Nacional".
El arzobispo platense cuestionó el manual gubernamental por inculcar en niños y adolescentes el derecho al sexo como un derecho humano, sin referir al "amor, la responsabilidad, el matrimonio y familia como proyecto de vida", y también por ofrecer una visión "neomarxista" al interpretar la sexualidad según la dialéctica del poder.
Aguer opinó que el "programa" oficial conduce a "excluir la autoridad de los padres y los derechos y deberes que brotan de la patria potestad", hecho que califica como "una verdadera subversión del orden jurídico", y dijo percibir "un peligroso avance totalitario sobre la libertad de conciencia y sobre la libertad de enseñar y aprender".
No es la primera vez que la Iglesia, y particularmente Aguer, chocan con las autoridades educativas por la obligatoriedad del dictado de educación sexual en las escuelas y otras materias curriculares. En febrero de 2007, la Conferencia Episcopal Argentina presentó su propio manual de "educación para el amor", a modo de alternativa a las orientaciones "reduccionistas" impartidas desde el Estado.
En esa guía-marco para que los docentes de colegios católicos puedan hablar de sexo con los alumnos, la Iglesia insistió en propiciar las relaciones sexuales dentro del matrimonio y el empleo de métodos naturales de anticoncepción. El plan eclesiástico arranca a los 6 años hablando sobre los principios religiosos acerca de la persona humana y la familia.
A los 12 plantea la búsqueda de la identidad, la diferencia entre "el impulso sexual, el instinto sexual y la tendencia al amor", habla de "pornografía y consumo", y remarca que la gestación de un hijo requiere del aporte del padre y la madre. También se refiere a la "confusión entre placer y felicidad".
A los 13 habla de preparación al matrimonio y "desviaciones sexuales" y a los 14, de paternidad responsable, métodos naturales de planificación familiar, y de los anticonceptivos y abortivos.A los 15 se refiere al "noviazgo digno y feliz", el "significado y valor de la virginidad", a la homosexualidad, como así también el sida, sin explicitar como prevenirlo, y a los "peligros de los métodos anticonceptivos y el aborto".
Los llamados "matrimonios a prueba", como el divorcio, aparecen como tema a los 17 años. El valor del matrimonio se lleva varias páginas. En una de las carillas se propone preservar a los niños de "excesos que los encierran en sí mismos como la masturbación y el juego sexual".
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