Juan 7: 40-47
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o algún fariseo que haya creído en él? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos!"
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o algún fariseo que haya creído en él? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos!"
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Algunos que escucharon a Jesús no podían creer que Dios podía actuar tan poderosamente en circunstancias tan ordinarias y familiares. Ruego que yo pueda reconsiderar mi vida, realizando que Dios ya está actuando, incluso mientras yo le pido recibir su Gracia.
Los guardias, que fueron enviados por los sacerdotes del Templo, llegaron a sus propias conclusiones y reconocieron la verdad del mensaje de Jesús. Los fariseos estaban enceguecidos por el desprecio que le tenían a la muchedumbre. Ruego por la humildad que necesito para poder reconocer y escuchar la voz de Dios
Ruego por los empleados de las oficinas públicas, que pueden tentarse a seguir órdenes ciegamente y así perder de vista la dignidad de las personas a quienes deben atender.
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