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Thursday, May 27, 2010
El decálogo del sacerdote a luz de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Diez ideas sobre lo qué es el sacerdote según la Misa de la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Tras el Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI instituyó la festividad litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. La fiesta fue situada en el jueves tras la solemnidad de Pentecostés.
La riqueza y la significación de esta fiesta quedaron plasmadas con belleza y profundidad en la liturgia preparada al efecto. La sola lectura y meditación de las tres oraciones de la Misa y de su Prefacio nos ofrece un hermoso y cabal retrato de lo que es sacerdote y que ahora concreto en las siguientes ideas:
1.- La gloria de Dios y la salvación género son las razones del sacerdocio, del único sacerdocio de Jesucristo y del sacerdocio ministerial, concedido a quienes El eligió.
2.- Jesucristo fue constituido por Dios Padre sumo y eterno sacerdote, Pontífice (puente) de la Alianza nueva y eterna.
3.- Perpetuar en la Iglesia el único sacerdocio de Jesucristo es voluntad salvífica de Dios.
4.- El sacerdocio real, común o bautismal ha sido conferido a todo el Pueblo Santo de Dios a través de su incorporación a la Iglesia por el sacramento del bautismo.
5.- Asimismo Jesucristo ha elegido a hombres de este pueblo (los sacerdotes), elegidos y consagrados por El y por la unción del Espíritu, para que participen, por la imposición de manos, en su sagrada misión.
6.- Los sacerdotes son, de este modo, son ministros y dispensadores de sus misterios. Los sacerdotes, pues, renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención y preparan a los hijos de Dios al banquete pascual, donde se reúnen en su amor, se alimentan con su palabra y se fortalecen con sus sacramentos (la triple misión o “munus” sacerdotal: las funciones de pastoreo, de magisterio y de santificación).
7.- Los sacerdotes han de entregar su vida por Dios y por la salvación de los hombres, de modo que esta entrega los configura más a Jesucristo, con quien comparten la identidad y la dignidad sacras de su único sacerdocio.
8.- El ejercicio, pues, del ministerio sacerdotal es fuente de santificación para el sacerdocio en complementariedad y desarrollo con su consagración y ordenación, que los hace, por la unción de los santos óleos, la imposición de las manos y las palabras y oraciones consagratorias, “pertenencia”, sacramento, prolongación de Jesucristo. Como ya se escribió en la tradición, “Sacerdos, alter Christus”.
9.- Los sacerdotes, desde, con y por Jesucristo Mediador, Víctima y Ofrenda, han de ser también ofrenda agradable a los ojos de Dios, haciendo de sus vidas inmolación, sacrificio y entrega en imitación y a ejemplo de Jesucristo y a favor del pueblo santo que les ha sido confiado.
10.- La clave de la identidad, vida y ministerio de los sacerdotes es la fidelidad a la gracia recibida en el cumplimiento del ministerio confiado. Los sacerdotes, por ello, están llamados a dar testimonio constante de fidelidad y de amor a Jesucristo y a la misión encomendada.
Ecclesia
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