La Iglesia prepara el evento
QUERÉTARO, domingo, 16 de mayo de 2010 (ZENIT.org-El Observador).- México celebra en este año dos siglos de vida independiente y cien años del inicio de la Revolución Mexicana. La Iglesia en esta nación se ha planteado tres líneas de acción con el fin de participar en este histórico acontecimiento.
La primera estrategia es la organización de una serie de encuentros académicos, de los cuales ya se han realizado cuatro en distintos puntos geográficos del país.
La segunda actividad es una Misa de Acción de Gracias "de petición de perdón, de sufragio por los que murieron en esos hechos sangrientos", que se llevará a cabo el 1 de septiembre, en la Basílica de Guadalupe con la participación de todos los obispos del país. Quince días después se realizará en todas las catedrales y en todas las parroquias del país un acto de Acción de Gracias.
La tercera actividad sería la elaboración de una "exhortación apostólica" redactada por el episcopado del país.
Monseñor Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia y responsable de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para la celebración de los Festejos del Bicentenario, en declaraciones para el órgano informativo de la diócesis de Guadalajara afirmó: "La Iglesia tiene una misión en la historia, porque fueron cristianos católicos los protagonistas de aquellos hechos; y si bien es cierto que tuvieron sus debilidades, también tuvieron sus aspectos positivos".
Recalcó que como Iglesia la tarea es recuperar lo positivo de esos hombres y mujeres, sin caer es misticismos reconocer sus méritos, pues le dieron al país identidad y soberanía.
Al referirse a la exhortación apostólica en elaboración mencionó: "Los objetivos serían repensar la historia, situarnos en el momento presente para ver cuáles son los retos heredados, y sobre todo para alentar a la ciudadanía para recuperar los ideales, reconstruir el tejido social" y crear sentido de corresponsabilidad en este "momento tan delicado de la historia de México".
Consideró que uno de los retos de esta época es que el catolicismo de pueblo mexicano se proyecte en la vida "hacer que nuestra cultura, nuestra vida social, laboral y de familia, están verdaderamente inspiradas por la exaltación del valor de la persona humana".
Por Omar Árcega
ZENIT
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