Tuesday, May 11, 2010

El Papa revela que los escándalos de pedofilia en la Iglesia "forman parte" del tercer secreto



"La Iglesia debe reconocer la verdad aterradora de los abusos"


"La mayor persecución de la Iglesia no proviene de los enemigos externos, sino del pecado de la propia Iglesia"


(Jesús Bastante/Agencias).- Una petición de perdón en toda regla. "La Iglesia debe reconocer la verdad aterradora de los abusos", dijo Benedicto XVI en el avión que este mediodía le ha llevado hasta Portugal, país que visitará hasta el viernes. En el vuelo papal, el Pontífice ha hecho una de las confesiones más rotundas de su pontificado, en un momento en que los escándalos de pederastia en la Iglesia amenazan con quebrar la confianza en la institución. "Hoy vemos de una forma realmente terrible que la mayor persecución de la Iglesia no proviene de los enemigos externos sino que nace del pecado dentro de la propia Iglesia", incidió. No sólo esto: los escándalos "forman parte del tercer secreto de Fátima".


Los "sufrimientos" actuales de la Iglesia por los escándalos por abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes forman parte del tercer secreto de Fátima, que había sido revelado hace diez años por Juan Pablo II, un papa especialmente devoto a esta Virgen ya que siempre pensó que lo había salvado del atentado sufrido en la Plaza de San Pedro perpetrado por el turco Alí Agca el 13 de mayo de 1981, día de la Virgen de Fátima.


Joseph Ratzinger había escrito entonces, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un comentario teológico sobre ese tercer mensaje de la Virgen revelado en apariciones ocurridas en 1917 a los pastorcillos Jacinta, Francisco y Lucía. Y hoy como jefe de la Iglesia católica, al llegar a esta capital vestida de fiesta para recibirlo, explicó que el tercer secreto de Fátima, que describía un obispo vestido de blanco que cae acribillado, no sólo tiene que ver con el atentado a Juan Pablo II. "Además de la misión de sufrimiento del Papa, que en primera instancia podemos referir al atentado de Juan Pablo II, en el mensaje de Fátima hay indicaciones sobre la realidad del futuro de la Iglesia", dijo Benedicto XVI. "Además de los momentos indicados en las visiones, se habla de la realidad de la pasión de la Iglesia, hay sufrimientos de la Iglesia que se anuncian", agregó.


Benedicto XVI ya está en Portugal. Pocos segundos después de las doce del mediodía, el avión que le trasladaba desde Roma, y que sorteó los restos de nube volcánica que atraviesan la Península, aterrizaba en el aeropuerto de Lisboa, donde le esperaban la cúpula de la Iglesia portuguesa -encabezada por el cardenal de Lisboa, José Policarpo- y el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva.


Las primeras palabras del Pontífice subrayaron la importancia de la colaboración Iglesia-Estado. Así, el Papa agradeció que desde la llegad de la democracia a Portugal, "se abrió una distinción entre Iglesia y Estado, un espacio nuevo de libertad para la Iglesia".


Así, el Papa evocó los concordatos de 1940 y 2004, afirmando que "la Iglesia está abierta a colaborar con quien no margina ni privatiza lo que es esencial para el sentido humano de la vida".
Sin aludir directamente a los recientes cambios legislativos -ley del Aborto, divorcio...- que han contado con la oposición de la Iglesia portuguesa, Benedicto XVI insistió en que "de una visión sabia sobre la vida y sobre el mundo deriva un ordenamiento justo de la sociedad". "No se trata de confrontar éticamente el sistema laico y el religioso", afirmó el Pontífice sino de "una cuestión del sentido al que se entrega la propia libertad".


En su discurso de bienvenida, Aníbal Cavaco Silva, afirmó que los ciudadanos "precisan de mensajes de esperanza" en medio de "una sed de justicia y solidaridad" y los "tiempo de incertidumbre" que atraviesa el país. Silva insistió en que Portugal "es un país libre y plural", que respeta la separación Iglesia-Estado y que reconoce y agradece "el servicio inestimable" que la Iglesia presta a la sociedad.


El presidente de la República destacó la necesidad de solidaridad para combatir "los efectos de una crisis económica" con incidencia "brutal e injusta". Para Cavaco Silva, dicha solidaridad "debe estar presente en todo el mundo, marcado por las abismales diferencias de bienestar y prosperidad".


Cientos de católicos han acampado ya en Fátima para ver de cerca los actos que realizará el Pontífice, y muchos lisboetas ocupan desde el lunes las sillas dispuestas en las orillas del Tajo, en el Terreiro do Paço -la enorme plaza de Comercio de la capital- 24 horas antes de que se oficie la misa papal.


Se calcula que apenas habrá asiento para las autoridades e invitados de honor y los fieles más madrugadores entre los cerca de 200.000 que espera la Iglesia portuguesa en ese acto. En Fátima, cuyas conmemoraciones son el motivo central de la visita, las previsiones son aún mayores.


El obispo auxiliar de Lisboa y coordinador de la visita papal, Carlos Azevedo, ha dicho que el país espera que Bento XVI -como es conocido el Papa en portugués- lance un mensaje social ante la crisis que vive Europa.


El décimo aniversario de la beatificación de dos de los tres niños pastores que protagonizaron las apariciones de 1917 es el motivo central de la visita del Papa a Portugal, que además de Lisboa y el santuario de Cova de Iría, donde llegará el miércoles, visitará Oporto el viernes.


Tras la acogida oficial, el Papa se dirigió al Monasterio de los Jerónimos, donde se llevó a cabo una ceremonia de bienvenida. Posteriormente, visitará al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, y ya por la tarde presidirá una Eucaristía en la céntrica Plaza del Comercio.


Al día siguiente, y tras celebrar una Eucaristía en privado, Benedicto XVI se reunirá con personalidades del mundo de la cultura, entre las que se encuentra el director de cine Manoel de Oliveira, quien además dirigirá unas palabras al Papa. Oliveira ya fue invitado a asistir a un encuentro del Papa con artistas en Roma el año pasado pero no pudo acudir.


Posteriormente, se encontrará con el primer ministro, José Sócrates, justo antes de despedirse de Lisboa en la Nunciatura Apostólica y de partir en helicóptero hacia el santuario de Fátima, donde llegará alrededor de las 17.10 horas (18.10 en España peninsular). Una vez en Fátima, visitará la Capilla de las Apariciones y celebrará Vísperas con sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y agentes de pastoral. El día concluirá con la bendición de las antorchas y con el rezo del Rosario.


La mañana del jueves, solemnidad de la Virgen de Fátima, Benedicto XVI presidirá la Misa en la explanada del santuario y, por la tarde, se reunirá con organizaciones de pastoral social y con los obispos portugueses.


El día 14, último día de la visita, el Santo Padre se desplazará hasta Oporto para celebrar una Eucaristía en la Avenida de los Aliados. Alrededor de la 13.30 horas se despedirá en el aeropuerto para, media hora después, partir hacia Roma. El cardenal arzobispo de Barcelona, monseñor Lluís Martínez Sistach, acompañará a Benedicto XVI durante el viaje. El cardenal Rouco Varela también acudirá, aunque solamente a Fátima.


Esa anomalía atmosférica ha impedido este lunes la salida desde el archipiélago de Madeira de la Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima, que lleva varios meses por las parroquias de esas islas y debe estar en los actos del Papa en Portugal.


(RD/Agencias)

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