Monday, May 24, 2010

Espacio Sagrado


Marcos 10: 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó un hombre corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre." Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Saber lo que hay que hacer, y hacerlo, no son la misma cosa. Reconozco que han habido muchas veces en las que mis intenciones no fueron cumplidas por mis acciones. Me presento ante Jesús y dejo que me contemple como lo hizo con ese joven. Dejo que me ame, y bajo la luz de su amor, lo escucho invitarme a acercarme más a Él. Jesús no me pide que lo admire, sino que yo viva como Él vivió.

El hombre joven se marchó pesaroso - sintió que se le había pedido demasiado. Su pensamiento era sólo hacia sí mismo y hacia las cosas a las que estaba atado. No podía verse como Jesús lo veía. Ruego que yo no sea atrapado por la visión que tengo de mí mismo, cuando Jesús me invite a una nueva libertad.

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