El bebé de seis meses, cuya vida corría peligro, fue trasladado a toda prisa al hospital de campo en una ambulancia donada. Su cuerpo temblaba y el menor parecía a punto de entrar en estado de choque. Antes del terremoto de Haití, el bebé no habría tenido posibilidades de sobrevivir. Su madre de 18 años, sin techo, no habría podido pagar siquiera la cuota de admisión de 60 centavos de dólar en el hospital general de Puerto Príncipe, infestado de ratas.
Sin embargo, cuatro meses después del terremoto que arrasó con la capital, los voluntarios extranjeros, los medicamentos donados y los hospitales gratuitos están dando a la empobrecida población de Haití la mejor atención médica que hayan tenido disponible en toda su vida. El desafío consiste ahora en hacer que estas mejoras sean permanentes, antes de que el mundo deje de prestar atención al país caribeño y de que se agoten los dólares. En hospitales ruinosos y campamentos convertidos en clínicas, los grupos asistenciales trabajan afanosamente para atender a los pacientes, pese a las fallas en los generadores de electricidad y a la falta de materiales, mientras buscan construir las instituciones, que quedaron en ruinas.
"Esto podría despeñarse en 18 meses si el dinero no llega a los lugares correctos", advirtió Louise Ivers, de la organización Socios en Salud, con sede en Boston. Mientras los trabajadores asistenciales extranjeros y sus aliados haitianos se esfuerzan, se han topado con la resistencia de los médicos privados, quienes se han quedado sin clientela ante la disponibilidad de atención médica gratuita.
Otro obstáculo está en los funcionarios corruptos que buscarían apoderarse de parte de los miles de millones de dólares llegados en ayuda del extranjero. Persisten las tribulaciones financieras. Los médicos residentes, que estaban e n huelga tras no recibir sueldo desde octubre, no volvieron al trabajo sino hasta la semana anterior.
Fuente: Listín Diario, en: Solidaridad Fronteriza -SF- del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes -SJRM- Titulares de Prensa, 12 Mayo 2010.
CPAL
25/5/2010
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