Monday, May 31, 2010

Espacio Sagrado


Lucas 1:39-45
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."



¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

La gozosa bienvenida de Isabel a María debe haberse originado a lo largo de años de pensar en esa forma. Al estar familiarizada de contar las bendiciones recibidas y de reconocer su origen, ella fué capaz de reconocer a María y dar gracias a Dios. Pienso en las bendiciones de mi vida y agradezco a Dios por las personas que han intervenido.

En oración, presento ante el Señor a todas las personas que me ayudan a ser un discípulo. Recuerdo especialmente aquellos que me hacen sonreír, les doy las gracias y rezo por ellos y ellas.

Isabel tuvo que esperar un largo tiempo para reconocer el cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho. Ruego por tener paciencia y por una mayor capacidad para percibir las bendiciones que recibo de Dios.

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