La oposición unida acaba en las recientes elecciones con las arrolladoras mayorías de Hugo Chávez
(Andrés Cañizález- Caracas) Los resultados de las elecciones legislativas celebradas en Venezuela este 26 de septiembre abren un nuevo camino político para el país: a partir de ahora, contará con una Asamblea Nacional plural, multicolor, un modelo más conectado con la democracia que el cuerpo legislativo “rojo, rojito” que hasta ahora le caracterizó (en referencia al color de los seguidores del presidente Chávez). La pluralidad de puntos de vista es saludable para la democracia.
La jornada electoral registró una activa participación (en torno al 65%) de los algo más de 17 millones de venezolanos con derecho a voto. Pese a que oficialismo y oposición obtuvieron cifras muy parejas de apoyo, una reforma del sistema electoral le ha permitido al gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hacerse con 98 actas de diputados, y a la opositora Mesa de la Unidad (MUD) con 65. El pequeño Partido Patria para Todos (PPT), que hace pocos meses se deslindó del Gobierno, logró dos diputados.
Como era de esperar, Chávez no ha querido admitir la derrota, reflejada en sus propias palabras, cuando había dicho que demolerían a los opositores y se puso como meta un mínimo de 110 diputados. El resultado quedó lejos de su pronóstico, tanto que la cifra de diputados del PSUV obligará a los partidarios de Chávez a legislar los asuntos neurálgicos con otras agrupaciones. Venezuela tendrá una Asamblea Nacional que, gracias a su condición diversa, podrá recuperar su papel de poder fiscalizador del Poder Ejecutivo, como sucede en todas las democracias saludables.
La votación para el Parlamento, única con carácter nacional, evidencia un país dividido en dos partes casi iguales, apenas separadas por unos 200.000 votos. El chavismo ha perdido la mayoría aplastante del pasado. La oposición, por su parte, ha logrado contar con una presencia importante gracias a su unidad, y eso debe ser una lección de futuro, especialmente con los comicios presidenciales de 2012 en el horizonte: la única posibilidad de triunfo de las fuerzas democráticas pasa por presentarse con un único candidato a la presidencia.
La jornada electoral registró una activa participación (en torno al 65%) de los algo más de 17 millones de venezolanos con derecho a voto. Pese a que oficialismo y oposición obtuvieron cifras muy parejas de apoyo, una reforma del sistema electoral le ha permitido al gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hacerse con 98 actas de diputados, y a la opositora Mesa de la Unidad (MUD) con 65. El pequeño Partido Patria para Todos (PPT), que hace pocos meses se deslindó del Gobierno, logró dos diputados.
Como era de esperar, Chávez no ha querido admitir la derrota, reflejada en sus propias palabras, cuando había dicho que demolerían a los opositores y se puso como meta un mínimo de 110 diputados. El resultado quedó lejos de su pronóstico, tanto que la cifra de diputados del PSUV obligará a los partidarios de Chávez a legislar los asuntos neurálgicos con otras agrupaciones. Venezuela tendrá una Asamblea Nacional que, gracias a su condición diversa, podrá recuperar su papel de poder fiscalizador del Poder Ejecutivo, como sucede en todas las democracias saludables.
La votación para el Parlamento, única con carácter nacional, evidencia un país dividido en dos partes casi iguales, apenas separadas por unos 200.000 votos. El chavismo ha perdido la mayoría aplastante del pasado. La oposición, por su parte, ha logrado contar con una presencia importante gracias a su unidad, y eso debe ser una lección de futuro, especialmente con los comicios presidenciales de 2012 en el horizonte: la única posibilidad de triunfo de las fuerzas democráticas pasa por presentarse con un único candidato a la presidencia.
Vida Nueva
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