Friday, January 06, 2012

Una noche de Reyes que sea verdadera Epifanía

En estos momentos que estamos a unas horas de celebrar la Epifanía sobreviene la imagen de la larga cabalgata de Reyes y la pasión desenfrenada por el consumismo que convierte las calles en masas multitudinarias que se agitan de tienda en tienda. Se hace necesario regalar, dar, pero no exclusivamente cosas materiales. Porque la Epifanía es la manifestación de Dios entre los hombres y en ella brilla la luz que alumbra todas las naciones. Los Reyes le adoraron y le obsequiaron presentes de profunda carga simbólica. ¿Conocen eso nuestros niños?. ¿Saben del inmenso sentido de la adoración de los magos a Jesús?. Más bien parece que les enseñamos a adorar una fecha que les va a proporcionar una compensación envuelta en papel de regalo. No es que desee ser agorera, ni mucho menos cargarme una simbología tan maravillosa. Todos hemos sido niños y la ilusión de aquellas noches de Reyes que acompañaron nuestra infancia, debe permanecer presente también en este siglo XXI.

Pero en fechas que nos están cayendo recortes y ajustes presupuestarios, parece que Jesús se encuentra más desvalido que nunca. Es el Jesús que se esconde en los ojos alterados de niños en países de conflictos bélicos. Es el Jesús que se trasfigura en el rostro del parado al que van a subastar su vivienda porque no puede pagar la hipoteca. Ese Jesús que es el rostro divino en la humanidad sigue convocando a su mesa a todos los hombres de buena voluntad. Y lo hace para mostrarles el camino de la fraternidad humana. Ese Jesús levantaría el látigo contra los blindajes económicos de muchos Consejos de Administración de Entidades financieras que han entrado en quiebra técnica. Ese Jesús expulsaría del sillón de diputados a los políticos que no cumplen con el compromiso de trabajar por la ciudadanía y se lucran de su puesto.

Ese mismo Jesús, se podrían a lavar los pies a los sin papeles, para luego ofrecerles un banquete que reconfortase su dignidad mancillada por el mal estructural de esta sociedad. Ese mismo Jesús sigue hablando hoy como hace dos mil años de que el Reino de Dios ya está aquí, ya ha llegado. Es posible construirlo si estamos dispuestos a romper con la dinámica de nuestro egoísmo, nuestra avaricia, nuestras idolatrías mundanas. En definitiva si dejamos el pecado, que no es otra cosa que el daño ocasionado a los demás y a nosotros mismos.

Algunos dicen que adorar a Dios en los más necesitados es mucho más religioso que adorar al pequeño niño Jesús como los magos. Y sin embargo, Dios necesita ser adorado, venerado, glorificado. Porque se ha hecho uno de nosotros y nos ha convocado en el misterio de la Eucaristía a ofrecernos también a los demás. Y encima somos conscientes de que por nosotros mismos nada podemos hacer. En realidad convertimos en porquería todo lo que tocamos. Y aún así estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.

Algo maravilloso sucede en la Epifanía, la adoración y la contemplación de un pequeño niño que es Dios hecho hombre, nos invita a cuestionarnos nuestra vida y poner cada cosa en su lugar. Y mira por donde resulta que los últimos serán los primeros. Así que no está la cosa en mandar mucho, ni en llegar muy alto, ni siquiera en ser un buen ciudadano. La cosa sigue estando en compartir los dones de la Tierra sabiendo que no nos pertenecen. A lo mejor entonces, los países ricos dejaban de explotar a otras naciones, dejaban de fabricar bombas, que originan conflictos, de imponer aprietos económicos que rompen la dinámica de la solidaridad. Y todo eso comienza ya, ahora mismo, en nuestro pequeño Belén de cada casa en esta noche previa a la Epifanía.

Ojalá que la manifestación de Dios en los hombres se haga palpable en nuestra sociedad, con un compromiso personal por parte de cada uno. Ese debe ser nuestro regalo de Reyes. Feliz Noche Mágica. Y que el Señor nos acompañe todos los días del año.

Carmen Bellver
Diálogo sin fronteras
RD

No comments: