El sacerdote Alejandro Solalinde. / REUTERS
Solalinde, hostigado por el crimen, regresa a su albergue para ‘ilegales’ en ruta a EE UU: “Sé que el riesgo es grande”
El cura protector de los inmigrantes clandestinos que viajan por México hacia Estados Unidos, Alejandro Solalinde, ha regresado a su país pese a las amenazas de muerte de las redes de trata de personas. Solalinde se fue en mayo a hacer una gira por Norteamérica y Europa para facilitar que las autoridades investigasen los riesgos a los que estaba expuesto.
Después de este breve exilio “voluntario”, como lo define, y sin que las pesquisas hayan dado resultados esclarecedores, el cura volverá mañana al albergue del Estado sureño de Oaxaca donde hospeda a los inmigrantes: “Sé que el riesgo es grande”, ha dicho esta mañana en una rueda de prensa en Ciudad de México, “y aunque soy responsable, yo no vivo para cuidarme. Para mí la vida es una misión”.
El sacerdote se ha reunido con la procuradora General de la República(la fiscal jefe), Marisela Morales, y asegura que no ha habido avances en la investigación. El director de Amnistía Internacional México, Alberto Herrera, que lo ha acompañado en la comparecencia de esta mañana, ha criticado la falta de “avances sustantivos” en las pesquisa: “El mensajes de las autoridades es que, en México, hostigar al padre Solalinde, o a otros defensores de los derechos humanos, sale casi gratis”, ha afirmado el responsable de la ONG. Según sus datos, el índice de impunidad de las agresiones a activistas civiles en México es del 98,5%.
En su vuelta a la ruta de los clandestinos, Solalinde se encontrará con una situación agravada por el descarrilamiento a mediados de junio deltren que usan los inmigrantes para cruzar México, conocido como La Bestia. El cura ha dicho que se trata de una “emergencia” que tratarán de atenuar.
Estos días la prensa mexicana ha informado de que uno 3.500 indocumentados se encuentran varadosen el Estado de Veracruz –una de las regiones por donde pasa la ruta de los inmigrantes– por culpa del parón del parón del ferrocarril.
Alejandro Solalinde, uno de los puntales del movimiento civil mexicano contra la ola de criminalidad que afecta al país, regresa al trabajo sobre el terreno amenazado de muerte, con nuevas urgencias como el colapso de La Bestia y sin remilgos en sus críticas al poder. El cura ha denunciado esta mañana la falta de “solidaridad” de su Iglesia con los inmigrantes y también ha apuntado su escasa confianza en que el PRI, el partido del nuevo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, combata con eficacia a las redes que matan y explotan a los 'sin papeles': “Me preocupa el regreso del PRI. Su cacicazgo y su involucramiento con el crimen en Oaxaca [Estado con Gobierno priista hasta 2010] ha sido desastroso, y parte de mi calvario ha sido cortesía de personas del PRI”
El País
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