EL ESTILO DE DIOS NO ES EL NUESTRO
Por José María Maruri, SJ
1.- ¿Puede entenderse este evangelio como suena? A Dios no le han salido sus planes, como no le salen al niño las tareas y en un berrinche tira por el suelo el papel, el lápiz, la tinta, la goma de borrar…
Cosa más fácil para Dios que sacar un centímetro de su órbita a un cometa y hacer que en lugar de explotar en el sol explote en la tierra. ¿Pero sería propio de nuestro Dios que hace todo por amor y siempre por el camino más difícil?
El Señor acarició con cariño eterno los planos de este universo y al fin los realizó por amor. Con su amor infinito nos creo que cada uno de nosotros que ocupamos un sitio, en su corazón, intransferible… buenos y malos y por cada uno ha dado su vida
Además un Señor que nos manda amar a los enemigos y perdonar siempre, ¿no se contradice destruyéndolo todo de esa violenta manera? Por otro lado no es el estilo del Señor que todo lo ha hecho difícil. Viene a este mundo y lo hace tan en silencio que no entera nadie. Ni en Roma, ni en Atenas, ni en Jerusalén… Nosotros lo hubiéramos anunciado en la tele, en la radio, en los periódicos. Su estilo no es el nuestro. Viene a establecer su Reino y se deja matar como un esclavo, como un bandido. Era algo imposible para sus discípulos. Su estilo no es el nuestro.
2.- Por eso su segunda venida no puede ser con venganza…En realidad ya está entre nosotros: “el Reino de Dios está en medio de vosotros, como la lavadura que contagia todo, como el grano de mostaza.
¿Ya vivimos un cataclismo? Sí… de las guerras, de la droga, de la corrupción de los mismos gobiernos se crea dinero para unos pocos y muerte y hambre para miles de millones de seres humanos
Pues ahí está el Reino de Dios como levadura:
--como el cuerpo destrozado de Cristo estaba la semilla de la resurrección
--como los dolores del parto se transforman en el recién nacido
--como en el grano de trigo podrido esta ya la espiga
--como en la bola de fuego que era la tierra estaban los mares, los montes, los ríos, las flores.
Transformar esta sociedad que se desmorona en un mundo de fraternidad, así es la obra de un Dios que nos ama y escoge siempre lo más difícil.
Betania
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