Los obispos están preocupados por los resultados de algunos referendos que se llevaron a cabo en el país sobre el matrimonio homosexual o el uso de la marihuana
ALESSANDRO SPECIALEROMA
Se confirma la firme postura, pero los tonos serán diferentes: este es el camino que el presidente de los obispos estadounidenses, el cardenal arzobispo de Nueva York Timothy Dolan, mostró ayer durante la apertura de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de los Esyados Unidos que se lleva a cabo en Baltimore. El encuentro de los obispos se desarrolla a pocos días de la reelección de Barack Obama en la Casa Blanca, tras una campaña electoral durísima en la que los obispos estadounidenses se comprometieron como nunca antes.
Sin embargo, a pesar de las acciones emprendidas en contra de la reforma sanitaria del candidato demócrata, no solo Obama fue reelegido con un margen mayor de lo previsto, sino que la mayoría de los católicos, como hace cuatro años, prefirió votar por él. Un dato muy significativo si se tiene en cuenta el electorado hispano, que representa el sector del catolicismo estadounidense de mayor crecimiento.
Los obispos también están preocupados por los resultados de algunos referendos que se llevaron a cabo en diferentes estados del país sobre temas muy importantes para el episcopado, desde el matrimonio entre personas del mismo sexo hasta el uso de la marihuana, pasando por la pena de muerte. En estas consultaciones populares, los electores rechazaron las posturas que defienden los obispos.
En su discurso de apertura, Dolan indicó muchos de los temas candentes que alejaron al episcopado estadounidense de la Casa Blanca. «Los obispos estadounidenses tienen ante ellos mucho qué hacer en cuanto a la protección de la vida humana, la defensa del matrimonio y la promoción de la dignidad de los pobres y de los migrantes». Pero para hacerlo, hay que vencer estos desafíos con una reforma desde dentro: «La primera respuesta a la pregunta “¿qué no funciona en el mundo?” –dijo Dolan, citando al escritor británico G.K. Chesterton– consiste en dos palabras: “Soy yo”». Admitiendo esta respuesta, se puede llegar a la conversión y al arrepentimiento, según el arzobispo de Nueva York.
Ya en su mensaje de felicitaciones para el presidente inmediatamente después del anuncio de su reelección, Dolan se había referido a la humildad y también había pedido que se moderaran los tonos. Pero esto no significa un cambio de dirección o de postura sobre los temas sensibles, empezando por el matrimonio entre personas del mismo sexo y de las normas sobre la anticoncepción que establece la reforma sanitaria de Obama (normas que, según los obispos, violaría la libertad de consciencia de los creyentes).
«Permanecemos abiertos al diálogo y esto no cambiará», dijo el arzobispo William Lori, que preside la Comisión sobre la libertad religiosa de la Conferencia Episcopal estadounidense, antes de anunciar que «las acciones legales en contra de la norma sobre la anticoncepción siguen su curso y se presentarán otras más».
El controvertido arzobispo de San Francisco, monseñor Salvatore Codileone, anunció, en cambio, una campaña publicitaria en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, para sensibilizar a los estadounidenses sobre el argumento: «No es el momento de abandonar la lucha», explicó. El primer paso que expuso Cordileone fue un video parecido a una telenovela que defiende el matrimonio y que va dirigido principalmente a los católicos hispanos.
Sin embargo, según explicó el jesuita Thomas Reese, exdirector de la revista “America”, los obispos deberán cambiar «una táctica que se reveló contraproducente» en relación con la Casa Blanca de Obama: «Usar retórica excesiva, comparar al presidente con Hitler o con Stalin, acusar al gobierno de haber impulsado a una guerra de religión –escribió en el National Catholic Reporter– hace difícil que encontremos un acuerdo que permita alcanzar resultados posibles».
Según otra publicación del catolicismo liberal, Commonweal, «los obispos, así como el partido republicano, deberán replantear su conducta agresiva y divisiva con respecto a las cuestiones sociales y políticas. A la luz de la reelección de Obama, un cambio de tono y de estilo sería una jugada astuta y elegante al mismo tiempo».
Vatican Insider
No comments:
Post a Comment