Para Padre Georg la tarea de guiar a Bergoglio por los secretos del Vaticano
Presencia discreta y para nada prevista la víspera de la elección pontificia, el Padre Georg está constantemente junto a Francisco en las primeras apariciones públicas: desde la oración en Santa María Mayor al encuentro con los periodistas en el Aula Pablo VI. El papel de arzobispo Gaenswein en este inicio de Pontificado va mucho más allá del papel oficial de prefecto de la Casa Pontificia: se entrevé efectivamente una participación afectiva que dice mucho de su personalidad y hace recordar las palabras que hace algunos meses dijo sobre su trabajo con Benedicto XVI, confiando que quería ser transparente como el papel para no hacer sombra de ninguna manera al Papa.
Y si el colaborador más estrecho de Joseph Ratzinger lloraba de modo evidente la tarde del 28 de febrero cuando juntos (como padre e hijo) dejaron el Apartamento del Tercer Corredor, igualmente emocionante para él, la tarde del jueves cuando finalmente fueron retirados los sigilos, fue el regreso con Francisco, que necesitó su ayuda para empujar la puerta que no se abría. Una vez dentro el Padre Georg tuvo que ser asaltado por los recuerdos y estaba tan absorto que a un cierto punto el regente de la Casa Pontificia, el padre Leonardo Sapienza, tuvo que hacerle volver a la realidad diciéndole que encendiera la luz.
Este Pontífice tan diferente del «suyo», sin embargo a Gaenswein le gusta mucho y ayer, mientras Francisco decía que el Espíritu Santo inspiró la decisión de Benedicto XVI por el bien de la Iglesia, el Padre Georg estaba verdaderamente conmovido. Ante los focos monseñor Georg acompaña siempre al nuevo Pontífice en ceremonias y audiencias, luego entre bastidores pone a su disposición su conocimiento de 8 años de pontificado de Ratzinger.
También respecto a las cuestiones que quedaron pendientes: escándalo Vatileaks, vuelta de los lefebvrianos en comunión con Roma, reforma de la Curia, sacras finanzas. Es él, el «transbordador» entre los dos pontificados. Figura absolutamente inédita en la historia de la iglesia, El Padre Georg es el punto de contacto entre el Papa reinante y el emérito. Conserva la función de secretario de Ratzinger y sigue viviendo con él en Castel Gandolfo pero al mismo tiempo rige la «Pontificalis Domus» de su sucesor Bergoglio. Más allá de cualquier protocolo, actúa de correa de transmisión en la insidiosa fase de puesta en marcha del pontificado.
«Está llevando a cabo una tarea delicadísima -explica un jefe de dicasterio- el Padre Georg está con Francisco no tanto por sus actuales funciones en el Palacio Apostólico como por estar haciendo, por cuenta de Ratzinger, la entrega de consignas sobre los temas delicados». En una palabra, la presencia (y el consejo) de monseñor Gaenswein es el modo en el cual Benedicto XVI ayuda a Bergoglio en los meandros de la Curia romana y lo «protege» en la resbaladiza fase de transición. «El Padre Georg es quien tiene el dossier Vatileaks que debe ser entregado a Francisco», precisa el purpurado, haciendo referencia al informe de los tres candidatos investigadores Herranz, Tomko, De Giorgi sobre el robo de documentos del apartamento papal.
El martes Gaenswein fue el ojo de Ratzinger en el extra omnes: fue uno de los últimos que dejó la Sixtina en el instante en el cual inició el cónclave. Ya el jueves estaba con el recién elegido en la basílica mariana de Roma, luego en la misa «pro Ecclesia» celebrada en la capilla de los frescos de Miguel Angel junto a 114 electores. El Viernes en la Sala Clementina participó en la ceremonia de saludo a los cardenales, donde muchos de los cuales entregaron cartas y regalos para el nuevo Pontífice. Francisco se los entregó a Gaenswein, que a su derecha, hacía de puente imaginario con el Papa emérito repetidamente citado por Francisco. El Padre Georg fue protagonista también de un curioso fuera de programa: el polaco Nycz, tras el acto de homenaje a Bergoglio, no volvió directamente a su sitio sino que se detuvo a pedir al Padre Georg que saludase de su parte a Ratzinger (mientras evitaba realizar el mismo gesto el cardinal Stanislao Dziwisz sucesor de Wojtyla en Cracovia y predecesor de Georg en sus funciones vaticanas). En calidad de prefecto de la Casa Pontificia, el Padre Georg organiza la agenda de los compromisos del Pontífice, pero sigue siendo el brazo derecho de su predecesor.
Otra situación anómala concierne a quien asumirá un cargo en el despacho de Francisco, monseñor Alfred Xuereb, segundo secretario de Benedicto XVI, y también él actualmente en Castel Gandolfo con Ratzinger. Mientras, por parte del Padre Georg llegan a Francisco buenos consejos sobre como moverse en el ambiente de la Curia y a que personas hacer referencia incluso para posibles cargos de confianza.
Y si el colaborador más estrecho de Joseph Ratzinger lloraba de modo evidente la tarde del 28 de febrero cuando juntos (como padre e hijo) dejaron el Apartamento del Tercer Corredor, igualmente emocionante para él, la tarde del jueves cuando finalmente fueron retirados los sigilos, fue el regreso con Francisco, que necesitó su ayuda para empujar la puerta que no se abría. Una vez dentro el Padre Georg tuvo que ser asaltado por los recuerdos y estaba tan absorto que a un cierto punto el regente de la Casa Pontificia, el padre Leonardo Sapienza, tuvo que hacerle volver a la realidad diciéndole que encendiera la luz.
Este Pontífice tan diferente del «suyo», sin embargo a Gaenswein le gusta mucho y ayer, mientras Francisco decía que el Espíritu Santo inspiró la decisión de Benedicto XVI por el bien de la Iglesia, el Padre Georg estaba verdaderamente conmovido. Ante los focos monseñor Georg acompaña siempre al nuevo Pontífice en ceremonias y audiencias, luego entre bastidores pone a su disposición su conocimiento de 8 años de pontificado de Ratzinger.
También respecto a las cuestiones que quedaron pendientes: escándalo Vatileaks, vuelta de los lefebvrianos en comunión con Roma, reforma de la Curia, sacras finanzas. Es él, el «transbordador» entre los dos pontificados. Figura absolutamente inédita en la historia de la iglesia, El Padre Georg es el punto de contacto entre el Papa reinante y el emérito. Conserva la función de secretario de Ratzinger y sigue viviendo con él en Castel Gandolfo pero al mismo tiempo rige la «Pontificalis Domus» de su sucesor Bergoglio. Más allá de cualquier protocolo, actúa de correa de transmisión en la insidiosa fase de puesta en marcha del pontificado.
«Está llevando a cabo una tarea delicadísima -explica un jefe de dicasterio- el Padre Georg está con Francisco no tanto por sus actuales funciones en el Palacio Apostólico como por estar haciendo, por cuenta de Ratzinger, la entrega de consignas sobre los temas delicados». En una palabra, la presencia (y el consejo) de monseñor Gaenswein es el modo en el cual Benedicto XVI ayuda a Bergoglio en los meandros de la Curia romana y lo «protege» en la resbaladiza fase de transición. «El Padre Georg es quien tiene el dossier Vatileaks que debe ser entregado a Francisco», precisa el purpurado, haciendo referencia al informe de los tres candidatos investigadores Herranz, Tomko, De Giorgi sobre el robo de documentos del apartamento papal.
El martes Gaenswein fue el ojo de Ratzinger en el extra omnes: fue uno de los últimos que dejó la Sixtina en el instante en el cual inició el cónclave. Ya el jueves estaba con el recién elegido en la basílica mariana de Roma, luego en la misa «pro Ecclesia» celebrada en la capilla de los frescos de Miguel Angel junto a 114 electores. El Viernes en la Sala Clementina participó en la ceremonia de saludo a los cardenales, donde muchos de los cuales entregaron cartas y regalos para el nuevo Pontífice. Francisco se los entregó a Gaenswein, que a su derecha, hacía de puente imaginario con el Papa emérito repetidamente citado por Francisco. El Padre Georg fue protagonista también de un curioso fuera de programa: el polaco Nycz, tras el acto de homenaje a Bergoglio, no volvió directamente a su sitio sino que se detuvo a pedir al Padre Georg que saludase de su parte a Ratzinger (mientras evitaba realizar el mismo gesto el cardinal Stanislao Dziwisz sucesor de Wojtyla en Cracovia y predecesor de Georg en sus funciones vaticanas). En calidad de prefecto de la Casa Pontificia, el Padre Georg organiza la agenda de los compromisos del Pontífice, pero sigue siendo el brazo derecho de su predecesor.
Otra situación anómala concierne a quien asumirá un cargo en el despacho de Francisco, monseñor Alfred Xuereb, segundo secretario de Benedicto XVI, y también él actualmente en Castel Gandolfo con Ratzinger. Mientras, por parte del Padre Georg llegan a Francisco buenos consejos sobre como moverse en el ambiente de la Curia y a que personas hacer referencia incluso para posibles cargos de confianza.
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