Mientras que las enseñanzas de las Escrituras, de los Sacramentos y de
la Iglesia van al corazón de la Fe, ellas pueden no ser el mejor punto de
partida para la jornada de la Fe de los jóvenes.
A la semilla de la Fe se le debe permitir sacar
raíces y crecer a su propio ritmo. Por lo mismo, necesitamos cultivar en los
jóvenes, una disposición abierta a la Fe: ella será la “buena tierra” para las
obras del espíritu. Esta apertura se hace evidente en la curiosidad y el
asombro. Su expresión más simple puede ser “¡Dime más!” Jesús inventó sus
parábolas para sorprender y para abrir nuestra imaginación.
Los Evangelios nos muestran la historia de unas
personas de lento aprendizaje, cuyas imaginaciones estaban cerradas para no ver
a Dios en el hombre, Jesús. Pero cuando la imaginación floreció luego de la
Resurrección, lo imposible se volvió posible, y la Fe emergió con una
convicción viva. Newman nos dice que la verdad es a menudo alcanzada a través
de la imaginación, más que a través del razonamiento. Esto ofrece un nuevo y
completo programa para la educación religiosa.
Luego viene la toma de decisiones. Hoy la Fe debe
ser una decisión libre y personal, donde un individuo declara que cree en
Jesús. Generaciones pasadas pueden haber tomado esa decisión sólo en forma
implícita o social; pero ahora tiene que ser explícita y personal.
Finalmente viene la diferencia. En el pasado, se
necesitaba valentía para ser un no creyente: ahora se requiere de un gran coraje
para ser un creyente. Ser cristiano significa resistir a valores dominantes
pero ambiguos.Esto no significa ser negativo o fundamentalista, sino que
valiente y sabio en discernir entre el bien y el mal.
- Adaptado de
Michael Paul Gallagher: The Disturbing Freshness of Christ. Dublin: Veritas,
2008.
Espacio Sagrado
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