Que un Papa lleve el nombre de Francisco no puede ser en vano. Además de
ser una referencia a otro modo de ser Iglesia, más cercana a la gruta de Belén
que a los palacios de Jerusalén, Francisco de Asís plantea un asunto de extrema
urgencia hoy en día: la cuestión de la protección de la vitalidad del planeta
Tierra y la garantía del futuro de nuestra civilización. Para este propósito la
ecología exterior sola es insuficiente. Tenemos que amalgamarla con la ecología
interior. Eso fue lo que hizo de forma paradigmática san Francisco de Asís.
Ecología exterior es esa sintonía con los ritmos de
la naturaleza y con el proceso cósmico que se realiza en la dialéctica de
orden-desorden-interacción-nuevo orden. Esta ecología asegura la perpetuidad
del proceso evolutivo que incluye la tierra y la biodiversidad. Pero a nivel
humano sólo se produce si hay una contrapartida de nuestro lado, que se deriva
de nuestra ecología interior. Por ella, el universo y sus seres están dentro de
nosotros en forma de símbolos que hablan de arquetipos que nos guían y de
imágenes que habitan nuestra interioridad: materiales con los que continuamente
debemos dialogar e integrar. Si hay violencia en la ecología exterior es señal
de que existe turbulencia en nuestra ecología interior y viceversa. No sabemos
armonizar las ecologías descritas por F. Guattari y por mí: la ambiental, la
social, la mental y la integral.
En su Cántico al Hermano Sol san Francisco revela
la convivencia de estas dos ecologías. Su extraordinario logro espiritual fue reconciliar
el mundo con Dios, el cielo con la Tierra y la vida con la muerte. Para
entender toda esta experiencia espiritual es necesario leer el texto más allá
de su letra y bajar al nivel simbólico donde los elementos cantados vienen
impregnados de emoción y de significado. El contexto existencial es
significativo: Francisco está muy enfermo y casi ciego, cuidado por santa Clara
en la capilla de San Damián donde ella vivía con sus hermanas. De repente, en
plena noche, tiene una especie de exaltación del espíritu, como si estuviese ya
en el Reino de los cielos. Radiante de alegría, se levanta, compone un himno a
todas las criaturas, y lo canta con sus cofrades. Celebra los grandes
esponsales del "señor hermano Sol" y la "señora hermana Tierra".
De estos esponsales nacen todos los seres, dispuestos en pares, masculino y
femenino, que según C.G. Jung constituyen el arquetipo más universal de la
totalidad psíquica: sol-luna, viento-agua, fuego-tierra, totalidad alcanzada en
su andadura espiritual.
El himno contiene dos estrofas más, añadidas por el
Poverello. En ellas ya no se canta al cosmos material, sino al cosmos humano
que también busca reconciliación: entre el obispo y el alcalde de Asís.
Finalmente se reconcilia con la hermana muerte, el complejo más difícil de ser
integrado por el aparato psíquico humano. El ser humano se reconcilia con otro
ser humano. La vida abraza a la muerte como hermana, portadora de la eternidad.
La ecología interior integrada con la ecología
exterior alcanza en Francisco un intérprete privilegiado. Él es como una
finísima cuerda del universo en la cual la más sutil nota musical resuena y se
hace oír.
Nuestra cultura es deudora del padre de san
Francisco, Pedro Bernardone, rico comerciante en telas, en busca de riqueza y
esplendor. Confiesa el gran historiador inglés Arnold Toynbee: «Francisco, el
mayor de los hombres de Occidente, debe ser imitado por todos nosotros, pues su
actitud es la única que puede salvar a la Tierra» (Diario ABC, Madrid,
19/12/1972,10).
¿Cuál es nuestro desiderátum? Que Francisco de Roma
bajo la inspiración de Francisco de Asís se convierta, por su humildad, pobreza
y jovialidad, en un amante de la Madre Tierra y en un defensor de todo tipo de
vida, especialmente de la vida más amenazada, que es la de los pobres. Y que
suscite esa conciencia en la humanidad. En él están presentes todos los
carismas que lo pueden hacer un faro de referencia ecológica y humanitaria para
todo el mundo.
Koinonía
1 comment:
Estoy totalmente de acuerdo, si no tenemos en nuestro corazón y la mente la armonía entre los seres vivos y el medio ambiente, nuestras acciones externas no nos convencer no a otros, no se sostendrán. Gran Leonardo Boff!
Abrazo!
Sonia
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