Thursday, July 04, 2013

Egipto, el Papa copto y el golpe


El llamado de Tawadros II: «Ahora busquemos el bien de todos, sin excluir ni marginar a nadie»

GIORGIO BERNARDELLIMILÁN

Cuando tomó posesión como nuevo Papa de los coptos, una de sus primeras declaraciones fue que su tarea era pastoral y que la intervención en las cuestiones políticas era cosa de los laicos. Y, en todos estos meses de relaciones tensas entre los coptos y los islamistas, el Papa copto Tawadros II siempre midió muy bien sus palabras para evitar involucrar directamente a la Iglesia en el enfrentamiento político. Entonces, ¿por qué ayer por la tarde el líder espiritual de los cristianos egipcios apareción en la televisión al lado del general al-Sissi, durante el mensaje televisivo en el que se anunció la destitución del presidente Mohammed Morsi, exponente de la Hermandad musulmana?


Esta pregunta encierra en sí misma la enorme particularidad del momento que está viviendo Egipto. Tawadros II habló ayer por la noche sobre el “mapa de ruta” que llevará a las nuevas elecciones anunciado por los generales: «este “mapa de ruta” –explicó– fue escrito por personas honorables para superar el atolladero político. Fue redactado tomando en cuenta todos los factores que pueden garantizar un futuro pacífico para Egipto. Pretende exclusivamente el bien del país, sin la intención de excluir ni marginar a nadie».


Proablemente, ni siquiera el mismo Tawadros II habría imaginado que le habría tocado vivir esta situación. Pero lo que constata un país cada vez más dividido, con los coptos como blanco de las redes islamistas, lo llevó a la decisión de ponerse de la parte de los millones de egipcios que bajaron a las plazas el domingo en El Cairo para pedir un nuevo inicio. Por lo demás, no hay que olvidar la indiferencia que mostraron algunos islamistas frente a las protestas de los cristianos por la nueva Constitución aprobada por la Hermandad Musulmana, en la que se acentúa el carácter islámico del estado. Así como tampoco el aumento de la violencia en contra de los coptos durante la presidencia de Morsi, como se recordará con lo que sucedió en la catedral de San Marcos en El Cairo, que se convirtió en el escenario de la rabia de un grupo de extremistas islámicos.


En la decisión de Tawadros II (que también es el punto de referencia para las demás confesiones cristianas de Egipto, después de la creación del Consejo de las Iglesias) jugó un papel importante el apoyo que ofreció el Gran Iman de al-Azhar, Ahmed al-Tayyeb, a la destitución de Morsi. Justamente, los cristianos han apreciado el papel del centro espiritual sunita de El Cairo como intermediario ante el aumento del odio sectario. Ya en enero de este año, al-Azhar se convirtió en el promotor de una iniciativa de diálogo nacional, que, lamentablemente, fue boicoteada por la Hermandad Musulmana. El papel activo que están desempeñando en estas horas al-Tayyeb y Tawadros II parece inspirarse en la voluntad de alejar al país de las oposiciones entre laicos y religiosos, que han marcado la política egipcia del último año. También es significativa, en este sentido, la adhesión al diálogo promovido por el ejército del partido de los salafitas, al Nour.


Si estos son los motivos, queda, como sea, el hecho de que con este gesto la Iglesia copta se expuso demasiado en la coyuntura actual, cosa que podría uamentar el riesgo. Las manifestaciones de diciembre en contra de la nueva constitución que aprobó el gobierno de Morsi fueron calificadas de “complot de los coptos” por los sitios islamistas del país. Es fácil prever que ahora los resentimientos se agudizarán. Ayer por la noche hubo un ataque en contra de una Iglesia católica en la ciudad de Minya. Las que corren más riesgos en estos momentos son las realidades cristianas más aisladas, y que cuentan con menor protección por parte del ejército, y no como sucede en las grandes ciudades.

Vatican Insider

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