Funes, feliz por las "buenas noticias que llegan desde Roma"
"La misión de la Iglesia es identificarse con
los pobres"
El Presidente de la República, Mauricio Funes, ha expresado su "alegría" por las declaraciones del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, sobre el avance del proceso de canonización de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
"Para satisfacción nuestra, de los salvadoreños, y no solo de los salvadoreños, de los latinoamericanos y del mundo entero que seguimos esta canonización" el cardenal afirmó que el proceso de beatificación del obispo mártir avanza ahora mucho más rápido, expresó el jefe de Estado durante el programa Conversando con el Presidente.
Funes dijo sentirse "muy feliz" y agregó que los salvadoreños y salvadoreñas "nos debemos sentir muy felices de que este proceso de canonización va avanzando aceleradamente y, Dios mediante, podamos celebrar cuanto antes la decisión tomada por la iglesia Católica, particularmente por el Vaticano", declaró el mandatario.
El Presidente Funes calificó la información como "buenas noticias que nos están llegando desde Roma", y añadió que en la visita que realizó hace algunas semanas al Papa Francisco en el Vaticano, pudo percibir "el nuevo impulso que el Papa está dando a este proceso".
Resaltó que, en esa ocasión, el jerarca católico le recomendó decirle "al pueblo salvadoreño que no pierda la fe; Monseñor Romero va a ser canonizado", dijo.
El papa Francisco también le afirmó al gobernante salvadoreño que está demostrada la opción preferencial por los pobres, el apego a la doctrina social de la Iglesia y el valor del mensaje profético de Monseñor Romero.
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, conocido como Monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral.
Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador.
Dentro de la Iglesia católica se le consideró un obispo que defendía la "opción preferencial por los pobres". En una de sus homilías, Monseñor Romero afirmó que "la misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación".
(RD/Ep)
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