Leonardo Boff, teólogo de la liberación condenado al ostracismo por Ratzinger, vuelve a escena por la visita de Francisco a Brasil
Genézio Darci Boff, Leonardo Boff, (Santa Catarina, 1938), irrumpe en la estancia con aires de druida travieso, la sonrisa pícara y las manos que describen elipses en el aire, como quien intenta atrapar el vacío. Boff, el teólogo de la liberación condenado al ostracismo por Joseph Ratzinger en 1985 tras la publicación de su libro Iglesia, carisma y poder, un torpedo contra el establishment vaticano de los dos últimos papados, vuelve a escena para anunciar la llegada de la Iglesia del tercer milenio liderada por Francisco. Según él, una institución “con olor a ovejas y no a flores de altar”.
Pregunta. ¿Qué puede esperar el mundo del papa Francisco?
Respuesta. Viene un papa cuyo nombre, Francisco, no es un nombre sino un proyecto de Iglesia. Una Iglesia pobre, humilde, despojada del poder, que dialoga con el pueblo. Tenemos mucha esperanza en que inaugure la Iglesia del tercer milenio. También creo que se va a crear una dinastía de papas del Tercer Mundo.
P. Usted ha sido una gran voz disidente en la Iglesia católica y uno de los más críticos con los dos papas anteriores. ¿Qué le hace ser tan optimista cuando habla del nuevo pontífice?
R. Creo que es muy valiente. Se ha situado junto a los pobres y contra la injusticia. Tenemos una Iglesia que tiene hábitos palaciegos y principescos. Este Papa ha mandado señales de que quiere otro estilo de Iglesia, de los pobres para los pobres, y esta es la gran herencia de la Teología de la Liberación. Va a poner en jaque los hábitos tradicionales de cardenales y obispos.
P. La Iglesia brasileña sufre una sangría de fieles desde hace años. ¿Piensa que la llegada de Francisco a Brasil puede ser crucial para revertir esta tendencia?
R. Seguramente muchos protestantes van a participar en los actos de esta Jornada Mundial de la Juventud. Por otro lado, no veo como una desgracia que haya muchas Iglesias cristianas. En gran parte es culpa de la Iglesia católica, porque de hecho, para el número de católicos que tenemos en Brasil, deberíamos tener 120.000 sacerdotes y tenemos solamente 17.000. A nivel institucional, la Iglesia ha fracasado.
P. ¿Considera usted la posibilidad de volver a la Iglesia católica con este nuevo Papa?
R. Siempre me he considerado un teólogo católico que nunca ha abandonado la Iglesia. Siempre he dicho que cambié de trinchera, pero no de batalla. Por tanto, mi trabajo eclesiástico sigue, pero con una diferencia: me he casado. Si el Papa acabase con el celibato obligatorio, volvería al camino común de la Iglesia.
P. ¿Piensa que Bergoglio podría abolir el celibato obligatorio?
R. Creo que sí existe esa posibilidad porque Francisco trae la experiencia del Tercer Mundo, donde el celibato nunca fue una virtud especial. Veo que puede dar dos pasos: primero, reconocer que hay 100.000 sacerdotes casados en la Iglesia y permitir que vuelvan a su trabajo. Segundo, que se instituya el celibato opcional. Todas las Iglesias ya han hecho esto y la única que se resiste es la católica. Y con ello se hace mucho daño.
P. ¿Pretende encontrarse con Bergoglio?
R. No quiero forzar esa situación. Él ya ha dicho que le gustaría recibirme en Roma, pero que antes tiene que reformar la Curia. Mientras viva Benedicto XVI no sería bueno para Francisco que yo, que tuve un enfrentamiento doctrinal con él (Razinger) sea recibido en Roma. Pero él está abierto a recibirme, incluso hemos intercambiado correspondencia.
P. ¿Este encuentro podría producirse en Brasil aprovechando el viaje del Papa?
R. A mí me gustaría. He escrito un libro que se titula Francisco de Asís, Francisco de Roma, y me gustaría entregárselo personalmente. Pero como le he dicho, no quiero forzar una situación que podría ser malinterpretada por la prensa y crearle un problema personal al Papa. La vieja Curia podría interpretarlo como algo extraño, casi ofensivo.
P. ¿Piensa usted que la Teología de la Liberación puede vivir un nuevo auge a partir de ahora?
R. Creo que sí. La Teología de la Liberación nació como un intento de escuchar el grito del oprimido. La manera de actuar del nuevo Papa favorece esta doctrina. Y sería mejor que ni la mencionara, porque podría crear polémica.
P. ¿Cómo ve usted el futuro del catolicismo en Latinoamérica?
R. Creo que el futuro de América Latina no será un futuro de cristianismo. Será una religión nueva donde habrá muchos elementos cristianos, especialmente los santos, la misa, los ritos como el bautismo, la eucaristía o el matrimonio, pero también con elementos de la tradición indígena y de las religiones afroamericanas.
El País
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