Entrevista con monseñor Lira Rugarcía, secretario del episcopado mexicano
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZROMA
El verdadero cambio de paradigma sólo lo puede dar alguien externo, el foráneo capaz de identificar caminos nuevos, soluciones innovadoras. Este es el caso del Papa Francisco, quien ha traído al Vaticano un aire latinoamericano capaz de transformar las estructuras. Sobre estos primeros meses de la "revolución Bergoglio" el Vatican Insider entrevistó al obispo Eugenio Lira Rugarcía, secretario general del episcopado mexicano.
El Papa latinoamericano ha sorprendido al mundo, ¿también a ustedes?
En México estamos muy contentos porque sentimos al Papa como muy nuestro, lo comentamos en la última reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano en Panamá que los obispos vemos en Francisco algo que es común entre nosotros, en general procuramos esa cercanía a la gente, visitamos mucho las parroquias, abrazamos a todas las personas y lo que él hace es un reflejo de lo que hacemos nosotros en América Latina. Por eso sentimos esa identificación y en cierto sentido es como si nos dijese: 'Van por el buen camino'.
La elección abrió horizontes que parecían cerrados para la Iglesia, la posibilidad de reformar estructuras obsoletas y un mensaje bien acogido por la gente. ¿Cómo reciben los obispos este cambio?
Nos damos cuenta que la Iglesia, como decía el Papa Benedicto XVI en su última audiencia pública, no es una organización humana sino un cuerpo cuya cabeza es Cristo. Ahora vemos cómo este cuerpo tiene transformaciones, no puede permanecer siempre igual. En lo esencial sí. En el ser no se cambia pero en cuestiones accidentales, organizativas y administrativas, sí se transforma.
A lo largo de los siglos la Iglesia ha sabido tener esas transformaciones positivas, distinguir entre la tradición con t mayúscula que forma parte de la revelación y lo tradicional con t minúscula, que responde a ciertas necesidades culturales e históricas. La elección de Francisco abre muchos horizontes en este sentido, porque viene de otro continente, de un contexto muy concreto como lo es América Latina, con una realidad específica que le da elementos para hacer transformaciones.
¿Llegará a lograr su objetivo?
Los especialistas aseguran que el cambio de paradigma lo puede dar el foráneo, quien no ha estado involucrado y puede ver otras posibilidades. Esto ya sucedió con el Concilio Vaticano II y la posterior reforma de la Curia Romana hecha por Juan Pablo II. Han pasado varios años y evidentemente se requiere una transformación, que el pontífice está planteando. El grupo de los ocho cardenales le dará una ayuda muy interesante, no sólo por lo que ellos mismos puedan aportar sino también por lo que hayan escuchado de otros cardenales y obispos.
Desde su elección el Papa puso el énfasis en temas candentes como la corrupción y el afán de hacer carrera en la Iglesia. ¿Su mensaje se limita sólo al Vaticano?
Es un mensaje para todo bautizado, porque se puede aplicar a todos los ámbitos. Es más, creo que el mensaje del Papa trasciende a los bautizados y llega a toda la sociedad, nos lleva a entender lo esencial de la persona humana, del sentido de la vida, de todo.
¿Cuánto pesa su origen latinoamericano en el día a día del Papa?
Él tiene un gran sustrato latinoamericano. No puede entenderse al Papa Francisco sin leer el documento de Aparecida y mucho de lo que él está poniendo en práctica está ahí, en ese escrito. Si nos vamos al fondo él nos está invitando a ser discípulos y misioneros de Cristo, nos insiste en el retorno a lo esencial, a no perder la identidad cristiana. Eso es lo esencial de su mensaje, lo demás es bastante accesorio. Si hará cambios en la Curia Romana, si logrará transformar ciertas áreas administrativas, es ya secundario porque la razón de ser de la Iglesia es que sus miembros sean piedras vivas que conformen este cuerpo y construyan un mundo mejor.
Vatican insider
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