Conmoción en el encuentro entre Francisco y algunos chicos del reformatorio para menores
Papa Bergoglio cada dos semanas llama a un grupo de jóvenes detenidos argentinos y el Jueves Santo, como se sabe, quiso celebrar la Misa “In coena Domini” en el instituto de Casal del Marmo. No podía faltar, pues, en esta Jornada Mundial de la Juventud un encuentro con jóvenes que se encuentran tras las rejas. Francisco no olvida el pasaje del capítulo 25 del Evangelio de Mateo en el que Jesús dice “estaba preso, y vinieron a visitarme…”.
Francisco llegó a las 11 de la mañana de ayer al Palacio del arzobispado de Río de Janeiro y estuvo durante media hora con ocho jóvenes, seis chicos y dos chicas, todos ellos detenidos en cuatro cárceles diferentes para menores del estado de Río de Janeiro. “Estaban sendatos en círculo alrededor del Papa, en presencia del arzobispo Orani, de un sacerdote y de un juez responsable de las estructuras para menores, de un laico encargado de la pastoral de los detenidos y del cardenal Eusébio Oscar Scheid, emérito de Río”, explicó el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.
Se dijo a los jóvenes detenidos que habría llegado una buena noticia para ellos la próxima semana, tal vez un acto de clemencia. El clima era “muy sereno y normal”, con los chicos que se podían expresar libremente. Había una en especial, la más joven del grupo, “muy expresiva y locuaz, que tenía muchas cosas que decir y que estaba conmovida”. Los chicos se sentaron uno por uno cerca del Papa y le pidieron que bendijera algunos objetos.
«Dios me dio esta oportunidad. Necesito de esta bendición para volver a vivir afuera (del reformatorio)», aseguró ayer la joven identificada como N. C. J., de 18 años
Francisco también dejó un autógrafo en una fotografía para cada uno de ellos. La chica también cantó una canción que compuso para el Papa, “llena de afecto por él y por su servicio, después leyó una larga carta escrita en nombre de sus compañeras de cárcel”.
Un momento muy hermoso, continuó Lombardi, fue cuando “llevaron al Papa un saco que contenía un gran rosario hecho con una cruz y con grandes bolas de poliestireno”. En la cruz estaba escrito: ‘Candelaria nunca mais’, una referencia al evento que se verificó la noche del 23 de julio de 1993 en el centro de Río. Más de 60 jóvenes vagabundeaban por las calles del centro de la ciudad y se reunían para dormir alrededor de la Iglesia de la Candelaria. Aquella noche ocho fueron asesinados por la policía. Fue un caso que conmovió profundamente a Brasil y dejó al descubierto el nivel de brutalidad policial y la injusticia que todavía hoy campea en las fuerzas policiales en sus todavía frecuentes agresiones a los adolescentes negros y pobres.
Un momento muy hermoso, continuó Lombardi, fue cuando “llevaron al Papa un saco que contenía un gran rosario hecho con una cruz y con grandes bolas de poliestireno”. En la cruz estaba escrito: ‘Candelaria nunca mais’, una referencia al evento que se verificó la noche del 23 de julio de 1993 en el centro de Río. Más de 60 jóvenes vagabundeaban por las calles del centro de la ciudad y se reunían para dormir alrededor de la Iglesia de la Candelaria. Aquella noche ocho fueron asesinados por la policía. Fue un caso que conmovió profundamente a Brasil y dejó al descubierto el nivel de brutalidad policial y la injusticia que todavía hoy campea en las fuerzas policiales en sus todavía frecuentes agresiones a los adolescentes negros y pobres.
En cada una de las grandes perlas de poliestireno que formaban el rosario estaba el nombre de uno de los chicos asesinados. El Papa repitió: “Nunca más violencia, sólo amor”. Y después rezaron todos juntos un Padre Nuestro y Francisco pidió oraciones por los jóvenes víctimas de violencia. Francisco no pronunció ningún discurso, pero repetía constantemente: “Reza por mí, porque lo necesito”.
“Me dio la impresión -dijo Lombardi- de que fue un encuentro muy emocionante inlcuso para el Papa”. Francisco, evidentemente, “piensa que una JMJ no debe olvidar a los jóvenes de las cárceles y en situaciones difíciles”. Los jóvenes detenidos ayer llevaban puestas camisetas de la JMJ, por lo que “eran jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud, como los demás”.
“Me dio la impresión -dijo Lombardi- de que fue un encuentro muy emocionante inlcuso para el Papa”. Francisco, evidentemente, “piensa que una JMJ no debe olvidar a los jóvenes de las cárceles y en situaciones difíciles”. Los jóvenes detenidos ayer llevaban puestas camisetas de la JMJ, por lo que “eran jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud, como los demás”.
Vatican insider/LaNueva españa/El Clarín
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