Thursday, July 25, 2013

JMJ: resumen de la mañana. Inckuye discurso en la favela

Deportistas brasileños entregan al Papa una camiseta con su nombre



25 de julio, 2013.(Romereports.com) Después de celebrar la misa en la residencia privada de Sumaré, el Papa Francisco se trasladó, a bordo del pequeño vehículo gris, al Palácio da Cidade. Allí, ha sido recibido por el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes. El Papa Francisco también saludó a una delegación de deportistas brasileños que le entregaron una camiseta con su nombre.


El Papa recibe las llaves de la ciudad de Río de Janeiro y bendice las banderas Olímpicas



25 de julio, 2013.(Romereports.com) (SOLO VIDEO) El Papa Francisco recibió en el Palácio da Cidade, las llaves de la ciudad de Río de Janeiro. Un joven con discapacidad entregó la distinción al Pontífice. Eduardo Paes, alcalde de la ciudad, acompañó a Francisco hasta el balcón del ayuntamiento donde el Papa bendijo las banderas Olímpicas. Río de Janeiro será la sede de los próximos Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2016.

Papa visita una favela a las afueras de Río de Janeiro y bendice el altar de una parroquia


25 de julio, 2013.(Romereports.com) (SOLO VIDEO) Francisco visitó unapequeña favela a las afueras de Río de Janeiro. El Papa quiso expresamente añadir esta cita en su agenda de la JMJ que ya dejó cerrada Benedicto XVI.


Se trata de una favela pequeña y de condiciones muy precarias. Durante décadas fue una zona muy violenta por los continuos enfrentamientos provocados por el narcotráfico. Recientemente la policía logró recuperarla y despojarla del mando de los narcotraficantes.

El Papa bendecirá el altar de una iglesia, aún sin terminar y visitará una familia de esta discreta barriada.


El Papa saluda a deportistas brasileños y recibe las llaves de la ciudad de Río de Janeiro



25 de julio, 2013.(Romereports.com) El Papa visitó el Palácio da Cidade donde  fue recibido por algunos líderes políticos de la ciudad, entre ellos estaba el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes. 

Para darle la bienvenida le regalaron una camiseta de deporte, de color verde. Brasil será la capital de los Juegos Olímpicos en 2016 y el Papa saludó a algunos de los deportistas que participarán en los Juegos.



Un deportista muy alto le pidió una bendición. Después hubo tiempo para las bromas.

PAPA FRANCISCO
“Estoy seguro de que marcarás los goles así”

Tras el encuentro con autoridades y deportistas, el Papa se asomó al balcón del Palacio donde le entregaron las llaves de la ciudad.

El Papa bendijo la bandera Olímpica y también la Paraolímpica. Francisco recomendó al alcalde de la ciudad de Río de Janeiro que le llevará una docena de huevos a las hermanas Clarisas, para así ahuyentar la lluvia.

PAPA FRANCISCO
“Hay que mandarle una docena de huevos a las monjas Clarisas”

Antes de continuar su recorrido por la ciudad, camino de una favela a las afueras de Río de Janeiro, el Papa bendijo un crucifijo y una imagen religiosa.


El Papa en la favela: nadie debe permanecer indiferente ante las desigualdades del mundo


25 de julio, 2013.(Romereports.com) El Papa Francisco acudió a la favela de Varguina, una iniciativa propia, que incluyó entre los actos de la JMJ. En su encuentro con la comunidad de Manghinos en un campo de fútbol, el Papa pronunció un discurso en el que pidió no permanecer indiferentes ante las desigualdades e hizo un llamamiento a los poderes públicos y a quienes tienen más recursos para trabajar por un mundo más solidario. A los jóvenes les dijo que no se acostumbren a la injusticia y les pidió que luchen por cambiar la realidad.




DISCURSO DEL PAPA


Queridos hermanos y hermanas
Es bello estar aquí con ustedes. Ya desde el principio, al programar la visita a Brasil, mi deseo era poder visitar todos los barrios de esta nación. Habría querido llamar a cada puerta, decir «buenos días», pedir un vaso de agua fresca, tomar un «cafezinho», hablar como amigo de casa, escuchar el corazón de cada uno, de los padres, los hijos, los abuelos... Pero Brasil, ¡es tan grande! Y no se puede llamar a todas las puertas. Así que elegí venir aquí, a visitar vuestra Comunidad, que hoy representa a todos los barrios de Brasil. ¡Qué hermoso es ser recibidos con amor, con generosidad, con alegría! Basta ver cómo habéis decorado las calles de la Comunidad; también esto es un signo de afecto, nace del corazón, del corazón de los brasileños, que está de fiesta. Muchas gracias a todos por la calurosa bienvenida. Agradezco a Mons. Orani Tempesta y a los esposos Rangler y Joana sus cálidas palabras.


1. Desde el primer momento en que he tocado el suelo brasileño, y también aquí, entre vosotros, me siento acogido. Y es importante saber acoger; es todavía más bello que cualquier adorno. Digo esto porque, cuando somos generosos en acoger a una persona y compartimos algo con ella —algo de comer, un lugar en nuestra casa, nuestro tiempo— no nos hacemos más pobres, sino que nos enriquecemos. Ya sé que, cuando alguien que necesita comer llama a su puerta, siempre encuentran ustedes un modo de compartir la comida; como dice el proverbio, siempre se puede «añadir más agua a los frijoles». Y lo hacen con amor, mostrando que la verdadera riqueza no está en las cosas, sino en el corazón.


Y el pueblo brasileño, especialmente las personas más sencillas, pueden dar al mundo una valiosa lección de solidaridad, una palabra a menudo olvidada u omitida, porque es incomoda. Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución para poner fin a tantas injusticias sociales. No es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad; no ver en el otro un competidor o un número, sino un hermano.


Deseo alentar los esfuerzos que la sociedad brasileña está haciendo para integrar todas las partes de su cuerpo, incluidas las que más sufren o están necesitadas, a través de la lucha contra el hambre y la miseria. Ningún esfuerzo de «pacificación» será duradero, ni habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia una parte de sí misma. Una sociedad así, simplemente se empobrece a sí misma; más aún, pierde algo que es esencial para ella. Recordémoslo siempre: sólo cuando se es capaz de compartir, llega la verdadera riqueza; todo lo que se comparte se multiplica. La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza.


2. También quisiera decir que la Iglesia, «abogada de la justicia y defensora de los pobres ante intolerables desigualdades sociales y económicas, que claman al cielo» (Documento de Aparecida, 395), desea ofrecer su colaboración a toda iniciativa que pueda significar un verdadero desarrollo de cada hombre y de todo el hombre. Queridos amigos, ciertamente es necesario dar pan a quien tiene hambre; es un acto de justicia. Pero hay también un hambre más profunda, el hambre de una felicidad que sólo Dios puede saciar. No hay una verdadera promoción del bien común, ni un verdadero desarrollo del hombre, cuando se ignoran los pilares fundamentales que sostienen una nación, sus bienes inmateriales: la vida, que es un don de Dios, un valor que siempre se ha de tutelar y promover; la familia, fundamento de la convivencia y remedio contra la desintegración social; la educación integral, que no se reduce a una simple transmisión de información con el objetivo de producir ganancias; la salud, que debe buscar el bienestar integral de la persona, incluyendo la dimensión espiritual, esencial para el equilibrio humano y una sana convivencia; la seguridad, en la convicción de que la violencia sólo se puede vencer partiendo del cambio del corazón humano.


3. Quisiera decir una última cosa. Aquí, como en todo Brasil, hay muchos jóvenes. Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo. La Iglesia los acompaña ofreciéndoles el don precioso de la fe, de Jesucristo, que ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante» (Jn 10,10).


Hoy digo a todos ustedes, y en particular a los habitantes de esta Comunidad de Varginha: No están solos, la Iglesia está con ustedes, el Papa está con ustedes. Llevo a cada uno de ustedes en mi corazón y hago mías las intenciones que albergan en lo más íntimo: la gratitud por las alegrías, las peticiones de ayuda en las dificultades, el deseo de consuelo en los momentos de dolor y sufrimiento. Todo lo encomiendo a la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, la Madre de todos los pobres del Brasil, y con gran afecto les imparto mi Bendición.


[01084-04.01] [Texto original: Portugués]



Papa a la comunidad de la favela: No se desanimen, no pierdan la esperanza


25 de julio, 2013.(Romereports.com) El Papa visitó una favela brasileña. Fue una de las citas que quiso añadir expresamente a la agenda de la JMJ que ya dejó establecida Benedicto XVI.

Francisco fue recibido con calurosas muestras de afecto de la comunidad de  Manguinhos. El Papa bendijo el altar de una iglesia que no todavía no estaba terminada y en el camino hacia la favela de Varginha se paró para saludar y bendecir a varios jóvenes. También visitó la humilde casa de una familia de la favela.


AUn grupo de niños le entregaron una bufanda de su equipo de fútbol favorito el San Lorenzo de Almagro. El Papa les agradeció su hospitalidad con sentido del humor.

PAPA FRANCISCO
“Mi deseo era poder visitar todos los barrios de esta nación. Habría querido llamar a cada puerta, decir «buenos días», pedir un vaso de agua fresca, tomar un «cafezinho», hablar como amigo de casa, escuchar el corazón de cada uno, de los padres, los hijos, los abuelos...”

Esta favela tiene un pasado violento por el narcotráfico y es uno de los asentamientos más empobrecidos de Brasil.  El Papa explicó la multiplicación de los panes y los peces y dijo que quien da, también recibe.

PAPA FRANCISCO
“Cuando somos generosos en acoger a una persona y compartimos algo con ella —algo de comer, un lugar en nuestra casa, nuestro tiempo— no nos hacemos más pobres, sino que nos enriquecemos. Ya sé que, cuando alguien que necesita comer llama a su puerta, siempre encuentran ustedes un modo de compartir la comida; como dice el proverbio, siempre se puede «añadir más agua a los frijoles»”.

Añadió que dar pan al hambriento es siempre un acto de justicia, pero que no hay que olvidar el hambre espiritual de Dios que tiene el hombre.

Francisco pidió a la juventud que no se desilusionara ante la corrupción, el crimen, o la indiferencia. La Iglesia añadió está a su lado.

PAPA FRANCISCO 
“A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo. La Iglesia los acompaña ofreciéndoles el don precioso de la fe, de Jesucristo, que ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante»”.

Ante miles de personas, el Papa clamó por la protección de la vida, la educación y la salud.


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